lunes, 23 de octubre de 2017

¿LA CULPA ES DEL ESTADO?

¿LA CULPA ES DEL ESTADO?

Bogotá, octubre 23 de 2017
Hola, amigos:                           

Respetar los derechos está vinculado con el límite que tenemos en nuestro actuar como individuos. Esto supone que nuestras acciones serán legítimas en la medida que no violenten los derechos de los demás. Si reconocer un derecho supone violentar otro, lo más probable es que estemos hablando de un “derecho” que nunca lo fue.

¿Quién dijo que el estado es mi protector y mi salvador, y el proveedor de la solución de todas mis necesidades? Y quiero comentar sobre las necesidades y las realidades de algunas poblaciones colombianas que pasan trabajos hoy entre sus habitantes.

¿Cuándo el estado le ayudó a Antioquia, como pueblo, a salir de su pobreza ancestral? Yo no conozco esa historia en los siglos pasado y antepasado. Y es que los antioqueños fueron siempre un pueblo de arrieros, de mineros, de comerciantes, de campesinos sin estudios, que por su empuje fueron saliendo de ese estado y se volvieron comerciantes prósperos, ingenieros capaces, industriales ejemplares, honestos, de palabra, con ética profesional, con amor por sus coterráneos, y eso hace parte de su historia.

Otra cosa ha pasado cuando los antioqueños, como pueblo, se volvieron amantes del dinero fácil, de las mujeres fáciles, de la vida fácil. Ese fue un gran error de esa raza, de mi raza, que hoy lloramos, lamentamos, y tratamos de salir a flote, con ayudas externas, porque solos no hemos sido capaces de levantar cabeza. Hoy, Medellín y Antioquia son mucho mejores que en los años 80´s y 90´s del siglo XX, pero aún tenemos lacras en medio de nuestros descendientes. Aún hay sicarios en las comunas, extorsión en toda la ciudad, minería ilegal, consumo de droga, prostitución, narcotráfico, y varios otros males colectivos.

Y me repito la pregunta inicial: ¿Quién dijo que el estado es mi protector y mi salvador, y el proveedor de la solución de todas mis necesidades? El estado está constituido como regulador de la sociedad, como recaudador de impuestos para ser más justos en la obtención de beneficios colectivos, pero no propiamente como proveedor de todas mis necesidades.

Ahora bien, comparando los resultados en educación, progreso, riqueza colectiva, entre los departamentos de Antioquia, Guajira, Chocó, Sucre, sólo por mencionar algunos de nuestro país, vemos las diferencias tan grandes entre el primero y los demás que mencioné, aunque hay casos de pequeños pueblos, regiones, municipios antioqueños, que se parecen más al Chocó que a los municipios prósperos de Antioquia, incluyendo algunos barrios de su capital, Medellín.

Pero se ha vuelto costumbre en Colombia que a cada pregunta por algún problema regional, se responde con una culpa contra el gobierno central.
·    ¿Y qué pasa con los niños de la Guajira que se mueren de hambre? Que el gobierno nacional no aporta los suficientes recursos, es la respuesta. No responden, como es gran parte de la verdad, que sus gobernantes se han robado el dinero público.
  • ·    ¿Y qué pasa en Tumaco, que hay tanto sembrado de coca? Pues que el gobierno nacional tiene abandonada la región y no ayuda lo suficiente para cambiar los cultivos ilícitos por los lícitos. No responden, como es gran parte de la verdad, que hoy muchas personas se venden por un plato de lentejas, y no educan a sus hijos en los valores éticos, sino que dan mal ejemplo con su proceder equivocado, y el resultado es un círculo vicioso difícil de romper. El último domingo vi un programa de Los Informantes en Caracol, en el que un pueblo indígena que llegó a sembrar 2.000 hectáreas de amapola, dejó sus sembrados y los cambió por café y otros productos, recibiendo mucho menor dinero, pero con la satisfacción, según decía su líder comunitario, que están con sus conciencias tranquilas y sus niños recibiendo buen ejemplo. Y todo, por su propia iniciativa, sin esperar mucho del gobierno central.


Ser pobre, ser campesino, lo entendemos con mucha frecuencia como disculpa para actuar mal, vender nuestra alma al dinero, ser deshonesto. ¿Ah, es que cómo no quieren que los pueblos pobres se vuelvan cultivadores de coca, si no tienen sus necesidades básicas satisfechas? Este es un interrogante que se oye hoy en toda Colombia. ¿Y acaso nuestros padres y abuelos, honestos, decentes, hacían trampas para volverse ricos, o para comer simplemente? No, ellos preferían la pobreza a la deshonestidad. Una frase común de esos tiempos era: “Mijo, usted puede ser pobre, pero honrado”.

Yo, por mi parte, no admito la disculpa de la pobreza para justificar las trampas, el robo, el chanchullo, la falta de empuje en el trabajo. Y me entusiasma el ejemplo que puse del pueblo antioqueño, pobre pero laborioso, honesto, de nuestros antepasados, que hicieron un pueblo digno, aunque hoy día no lo seamos tanto.

 

 

Un saludo de amigo,


ALBERTO BERNAL TRUJILLO

domingo, 6 de agosto de 2017

SEXO, REPRESIÓN Y CASTIGO

SEXO, REPRESIÓN Y CASTIGO
Bogotá, agosto 6 de 2017

Con alguna frecuencia salen al periodismo a pontificar sobre sexualidad y otros temas, como la religión, algunas personas de tendencias bastante conservadoras, tal vez estimulados por los ejemplos de nuestro ex procurador Ordóñez. Ayer me encontré en la prensa dos noticias o columnas que son complementarias ente sí, y que tienen qué ver con la práctica del sexo.

Por una parte, aparece una columna en El Tiempo de Bogotá, de Cecilia Rodríguez pidiendo la prohibición o el control de los robots muñecas para practicar sexo. http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/cecilia-rodriguez/deberian-prohibirlos-robots-sexuales-116806. Resulta que hoy, este mundo está muy convulsionado y cambiado, y las anteriores relaciones interpersonales no se parecen a las actuales. Los matrimonios están más en desuso cada día. Ahora se vive en pareja sin una relación formal o de casamiento, se vive en pareja por años, meses, días, u horas, depende de los usuarios del sistema. Si se casan, desde el principio se acuerda una posible fecha o una condición de separación y están preparados para la ocasión. Las parejas no quieren tener hijos, siendo reemplazados por perros, gatos, o diferentes mascotas. Los hombres cada día tienen menos cantidad de esperma, por lo que ya no es tan necesaria en la procreación. Se pueden usar distintos métodos de fecundación, como guardar una cajita para futuras fechas, procrear en otros vientres distintos a la propia madre, usar madres sustitutas, y para casos muy apurados, o por gusto propio, pues usar una muñeca robot para tener sexo, con las ventajas de no tener obligaciones de pareja, o de usarla en diferentes momentos de la vida, de la semana, del día, y de disponer de su uso sin preguntar si tiene dolor de cabeza o si está dispuesta a consentir el sexo.

Además, con el tiempo ya esas muñecas no son necesarias, caen en desuso, se guardan en el cuarto de vejeces, no son útiles, pues a ciertas edades hay algunos que ya casi no las podemos inflar, y si lo hacemos, ya no nos acordamos para qué sirve, y si nos acordamos, no hay herramientas para su complacencia.

Pero hay personas como la citada columnista de El Tiempo, que piensan que con prohibiciones, regulaciones, limitaciones de uso, esta práctica se acabaría. Eso es como prohibir la masturbación, o limitar el sexo entre las parejas por horas, fechas, u otra circunstancia. Lo más fácil para un legislador, y en este caso para una persona de mente estrecha, es prohibir, prohibir, limitar, castigar, pues así cree que cumple con el mandato recibido, o que contribuye con el bienestar de la población. Pero resulta que a este mundo vinimos a ser felices, cada uno a su manera, por supuesto, sin hacer daño al prójimo. ¿Y qué daño produce una persona con una muñeca, en su casa, teniendo sexo a su manera? Pues ninguno, allá él con su modo de comportarse. Ahora, esto vale tanto para hombres como para mujeres, con muñecas, con muñecos, o con otros dispositivos que ya se usan en el mundo desde tiempos inmemoriales. Tocará, pienso yo, o piensa la columnista, prohibir el uso de elementos sexuales, y cerrar las tiendas de sexo. Yo protesto. No las uso, pero son de mucha utilidad para personas muy avanzadas en el sexo, o muy frustradas en el mismo tema, o simplemente para personas curiosas y con deseos de experimentar nuevas cosas en sus relaciones sexuales.

Para complementar el artículo anterior, en el mismo periódico y día encuentro una noticia sobre el mismo tema, producida por nuestra congresista Clara Rojas, en la que propone castigar con multas a quien pague por favores sexuales. Hágame el favor. http://www.semana.com/nacion/articulo/proyecto-de-ley-clara-rojas-propone-multas-a-quienes-paguen-por-sexo/535347. Una digna profesión que empezó desde que el hombre existe, la quieren castigar, por un motivo muy altruista, como la protección de la mujer especialmente, que es la “víctima” de esta práctica milenaria. Claro que también hay hombres en la misma condición, y por tanto habría que castigar igualmente a las mujeres u hombres que utilicen sus servicios.

Para empezar, no todas las personas que ejercen la prostitución lo hacen por estar en condiciones de vulnerabilidad. Muchas lo hacen por gusto, porque escogen esa profesión por ser rentable, cómoda, por amor al dinero. Y, además, si las premian con beneficios como vivienda, como propone la congresista, pues lo que haría la ley sería estimular su uso para lograr mejorar su vida.

Y yo, en un caso dado, estoy en plena libertad de pagar por sexo, cosa que no va contra ninguna ley, en caso de ser consentido, y uso mis derechos, sin lesionar a personas en contra de su voluntad. Prohibir, prohibir, castigar, multar, proponer cárcel, es la primera idea que se les viene a los legisladores para pretender acabar con prácticas que no van con su gusto, pero que están dentro de la libertad del hombre. Somos seres libres, pensantes, y no nos pueden limitar nuestra voluntad porque les parece que en esa forma harán ciudadanos más correctos. Lo personalmente correcto no siempre coincide con lo socialmente aceptado. La felicidad personal va más allá de la mojigatería, de la religión, de las leyes, de las prohibiciones, con las que pretenden limitar el actuar de las personas, con el convencimiento errado de que quien dicta las leyes es el regulador del comportamiento humano y el guía espiritual de todos los que somos sus pretendidos súbditos y obsecuentes servidores.

Y, de paso, esta ley atentaría contra el empleo, que harta falta le hace al país. No es necesario prohibir tantas cosas en la vida. Simplemente, hay que dejar que el hombre, o la mujer, por supuesto, seamos felices con ciertos placeres que la vida nos proporciona. Y todos en paz.

¡Que viva el relajo!

Un saludo de amigo,


ALBERTO BERNAL TRUJILLO


viernes, 28 de julio de 2017

LA CORRUPCIÓN

LA CORRUPCIÓN
Bogotá, julio 28 de 2017

En mi blog El Sí o el No, de septiembre del año pasado, hablaba de que el problema de las Farc no nos dejaba ver otros problemas en el país, y de que a medida que íbamos limpiando de males, aparecerían otros, y es así como ahora está presente el de la corrupción rampante, que antes no atacábamos, por estar ahí metido detrás de la guerrilla. Siempre ha existido, en todos los gobiernos, en todas las épocas, en todos los países, pero sólo ahora nos damos a la tarea de ventilar el problema y, por ende, atacarlo y tratar de erradicarlo entre nosotros.

En discusiones en las redes sociales, he recibido comentarios acerca del señor Sergio Fajardo, quien como candidato a la presidencia de Colombia promete no dar prebendas a los congresistas, así como él procedió con el concejo de Medellín y la asamblea de Antioquia cuando ejerció como alcalde y gobernador respectivamente. Algunos dicen que no seamos ilusos, que eso no se puede, que los políticos no trabajan si no es con coimas, dádivas, prebendas, mermelada. O sea, que estaríamos condenados a seguir la misma corruptela de siempre, porque así somos, porque ese es nuestro estilo, porque así ha de ser, quizás para el resto de vida. Yo no estoy de acuerdo con esa apreciación, por supuesto, y por eso le apuesto a tesis como las de Fajardo, así no sea él el que las aplique, pues puede no llegar a la presidencia por el voto de los colombianos, prefiriendo a otro candidato.

Es difícil descubrir a todos esos sinvergüenzas y rateros que se roban el dinero de la comunidad, y que le apuestan a conseguir sus puestos en el gobierno, en el congreso, en los concejos, en los puestos gerenciales y directivos de las empresas, y en los ministerios y empresas estatales, mediante campañas que valen un potosí, y que se supone de antemano que con los altos costos de ellas es imaginable claramente que lo hacen para ir a conseguir contratos y coimas, en sumas mucho mayores que las invertidas. Ese es el negocio, que todos sabemos que existe, pero que ahora estamos viendo más claramente, y que de pronto nos vamos metiendo en el cuento y apoyando a los que quieren luchar contra ese mal universal.

Este comentario que hago hoy en mi blog es con el propósito de que pensemos en el futuro de Colombia, en la forma en que vamos a elegir a los próximos senadores, y por supuesto, en la persona que queremos tener en el palacio presidencial por los próximos años. Gente buena hay en el país, gente honrada, gente que quiere trabajar por el bienestar de los demás, no sólo por el suyo propio. Y existen personas que han tenido ya experiencias gubernamentales con éxito, transparencia, decencia, que no tienen odios en su corazón, y es por ellos por los cuales deseo que todos votemos, y elijamos a personajes que verdaderamente nos ayuden a sacar a Colombia del profundo hoyo en el que hoy se encuentra.

No es posible que sigamos votando por las mismas mafias de la corrupción, que todos sabemos quiénes son, o presumimos al menos, no es posible que botemos nuestro voto haciéndolo por quienes se van a robar la platica de todos. Es casi nuestra única arma, la del voto, y tenemos qué ejercer ese derecho con toda decisión, escogiendo a los mejores, o votando en blanco, pero no entregando el poder a los rateros que vemos hoy diariamente en los noticieros, desfilando hacia la cárcel unos, huyendo otros, y riéndose de nosotros los demás.

Hoy tenemos muchos odios, rencores, deseos de venganza, desamores, y es hora de dejarlos atrás y empezar a amarnos más, a construir juntos, a luchar por un país mejor, de color verde esperanza, de colores limpios, de aguas cristalinas, de cielos claros, de almas hermosas, de bolsillos honrados, de ojos transparentes, de lágrimas de alegría y no dolor.

Un saludo de amigo,


ALBERTO BERNAL TRUJILLO


miércoles, 15 de marzo de 2017

¿JUSTICIA O SANGRE?

¿JUSTICIA O SANGRE?
Bogotá, marzo 15 de 2017

Hola, amigos:       

Oigo, leo, veo, con más frecuencia de lo que quisiera, el desahogo de las personas por todos los medios ante la falta de justicia, y también cuando los dictados de  la justicia no coinciden con su propio pensamiento y su propio deseo. En el pasado, y en algunas partes hoy lo sigue siendo, el circo era el lugar en el que el hombre vomitaba sus miedos, sus odios, sus rencores, sus frustraciones, y salía de allí a renovar fuerzas para entrar en otro día futuro a dar rienda suelta a todos esas ataduras que lo mantenían lejos de su felicidad.

Hoy pasa algo similar con las noticias diarias que nos frustran y por eso necesitamos muchos circos, muchas plazas de toros, muchas galleras, muchos estadios de fútbol, para poder estar en paz con nuestros dolores, y nuestros propios odios. ¿A qué va un aficionado al fútbol al estadio? A ver un buen partido, a ver ganar a su equipo, pero también a gritar con rabia para liberarse de sus pesadillas en el trabajo, o de sus dolores por sus frustraciones, o de sus peleas con la persona que dice amar, pero a quien no puede gritar como lo hace consciente o inconscientemente en la tribuna. Va a gritarle al aire a su jefe que es un hijueputa, lo que no puede hacer en la oficina sin quedar cesante en los minutos siguientes; va a gritarle a su mujer, a quien no soporta, aunque realmente lo que sucede es que él no se soporta a sí mismo; le grita a los gobernantes que son corruptos, pues su queja no la puede poner porque nadie lo oye.

Igual está aconteciendo con la justicia en este país. Cuando un hombre viola a una niña pobre e indefensa, lo que importa no es la justicia, sino que haya cárcel. Cuando absuelven a dos niñas en el sonado caso Colmenares, lo que importa no es la justicia, que un juez dictó, según su saber y entender; lo que nos sacia es que haya cárcel para alguien que el gran público considera culpable. Cuando se plantea el proceso de paz con las Farc, lo que importa no es la paz, sino, como lo propone permanentemente el Centro Democrático, que haya cárcel; es más importante un preso que la paz, o un preso que la justicia.

Estoy totalmente de acuerdo con el columnista Moisés Wasserman, científico colombiano y exrector de la Universidad, quien en días recientes escribía en El Tiempo:

·        “La gente necesita condena, más que justicia, y no le importa la posibilidad de que alguien inocente reciba un terrible castigo, con tal de que haya castigo para alguien.

 

En este caso, hubo un concepto de un juez que dijo que era un crimen, y otro concepto de una juez quien afirmó que hubo un accidente. Cada juez juzgó según su conocimiento del caso, y estos juicios no son siempre objetivos; tienen mucho de subjetivos, y por eso hay distintos conceptos sobre un mismo asunto. Si así no fuera, se podrían meter los casos a un computador, se le dan las circunstancias, y de allí saldría un concepto o sentencia. Fácil. Pero no, cada caso tiene mil interpretaciones, mil caras, y de ahí la dificultad de dictar sentencias justas.

 

A mis amigos con quienes hemos discutido el caso, les he preguntado algo así como:

·        ¿Qué dijo el juez cuando recibió el testimonio del señor Cárdenas?

·        ¿Qué dijo Laura Moreno cuando le preguntaron sobre su relación con el fallecido?

·        ¿Qué dijo el abogado de la defensa sobre el concepto de medicina legal?

Siempre, la respuesta es: “Yo no sé”. Pues claro, ¿qué van a saber, si no estuvieron en el juicio? ¿Y si no estuvieron en el juicio, con qué argumentos piden cárcel para determinadas personas en este caso conocido? Y así hasta el infinito.

 

No, lo importante es que haya condena, que haya sangre, que se condene a alguien, para que estemos tranquilos, y creer que se hace justicia. La justicia no siempre es condena, también es absolución para los inocentes. Como han dicho tantos juristas a través del tiempo: “Es mejor un culpable en la calle, que un inocente en la cárcel”. Los medios de comunicación también contribuyen en gran medida a que el público, sin conocimiento del caso, se pronuncie, y ejerza presión sobre la justica para que tome partido en determinado sentido. Es que eso vende, eso crea audiencia, gana sintonía, que para muchos medios es lo importante.

 

Para muchos colombianos es más importante, más gratificante, que los miembros de las Farc se vayan para la cárcel, que lograr un clima de paz para construir en el futuro, y con su ayuda, un país más viable, y tratar de vivir en paz. Lo importante para ellos es lograr cárcel, condenas, sangre, que empezar a dejar los odios atrás y hacer una Colombia más grande, fuerte, y amorosa. 

 

De ahí que el respeto y el acatamiento de la autoridad sea una ayuda para lograr climas más tranquilos en nuestro diario vivir, lo que no implica que no se pueda controvertir, pero siempre ajustados a la ley, dentro del orden. Que haya discusión, claro, que se logren cambios en las sentencias, claro. Por eso es mejor firmar un armisticio con las Farc y con los insurgentes, y ver la forma de que participen en las discusiones y las soluciones dentro de la ley, dentro del congreso, en el ejecutivo, que tenerlos echando bala en el monte, matando campesinos, robando tierras, imponiendo el terror. Es difícil, pero se puede lograr con presiones sociales, con voluntad cierta, con deseos de ser mejores cada día, con la ayuda de todos.


Es que no siempre se pueden organizar revoluciones francesas, ni primaveras árabes, ni revoluciones cubanas, ni revoluciones de octubre. El mundo funciona, o está calculado que funcione, con orden, con leyes, y las diferencias se dirimen en los estrados judiciales, no siempre ojo por ojo es lo mejor. Con un poco menos de sangre y más de justicia, es como el mundo civilizado y moderno está pensado que sea más agradable vivir la vida. Si la justicia no funciona, pues mejoremos y cambiemos los jueces, no la justicia.  

 

Un saludo de amigo,


ALBERTO BERNAL TRUJILLO



jueves, 19 de enero de 2017

UNA POESIA

UN AMOR QUE SE ME VA
Bogotá, enero 19 de 2016
Hola, amigos: 

Les comparto algo de mi producción poética:


SOLEDADES
ABC

Te pedí que te fueras, no que me abandonaras,
no te quiero en mi vida, no soy parte de ti,
siempre te amé, nunca te amé,
cuando estoy contigo me siento aburrido,
cuando estoy feliz tú estás junto a mí,
me voy, me iré, pensaré en mí lejos de ti.

En medio de la playa, el sol me quema,
lo quiero agarrar, no lo puedo tener;
ven, sol, caliéntame más cerca,
tu calor me reconforta, déjate tener,
no te escapes, no seas esquivo,
seamos cómplices de la soledad,
amémonos en silencio, te prometo mi prudencia;
tú me abrazas, yo te estrecho contra mi cuerpo,
sentiremos un amor incomprendido,
estaremos tú para mí, yo para ti,
sin que acabe nunca nuestro secreto.

Pasa en un momento una ráfaga de viento,
refrescante, llena de vida, y quiero quedarme a su lado,
compartirle mis secretos, pero muy rebeldemente
se va, me toca, sigue adelante, y le respondo:
si no vas a enamorarme, no me toques, no me roces,
que me pones nervioso, déjame en paz,
yo solo me arreglo sin tu presencia, déjame en paz.

Y me acuerdo de la luz, y veo mis recuerdos
en ellos estás tú, muy cerca pero muy lejos,
no logro encontrarte con mis manos,
mi cuerpo no está contra tu cuerpo,
mi deseo es asirte, tenerte, tocarte,
pero no te siento, sólo tu recuerdo es lo que veo;
no sé por qué no te quedas a mi lado,
sé que no existes en mi vida, pero podemos
besarnos, amarnos un momento
para dejarte libre cuando el amor esté pleno;
pero no te quedas, tu luz ya no la veo,
tu cuerpo ya no existe para mí,
otra ocasión habrá de amarte,
de lucir mi cuerpo frente al tuyo,
creeré que sea verdad, con tu recuerdo
pasaré los días y viviré amándote en silencio.

Entro al mar para refrescar mi calor del cuerpo y del alma,
siento tus olas alrededor del cuerpo,
te toco, me erizas, te doy un abrazo inicial,
tú, muy rebelde, te escapas por entre mis dedos,
te quiero tener conmigo, quiero estar dentro de ti,
harás que copule en soledad, ven,
tu recuerdo llena mi alma y descansa mi cuerpo,
no te quiero, pero te amo, deseo mi soledad,
pero te espero, no sé si para bien o para mal;
no te deseo, pero te necesito.
No sé qué quiero de ti, sólo sé que fuiste mía,
que mi pensamiento te desea, no te amo,
pero en mi vida te espero.

Y llegó la oscuridad, y en medio de ese profundo negro,
te veo muy blanca, muy bella,
se aclaran mis ojos, y en vez de tu presencia,
percibo ya la imagen de la muerte,
muy segura de llevarme al infinito;
ven, muerte, que haremos el amor
antes de que cumplas tu misión.
Ni el viento, ni la soledad, ni el mar,
ni la luz, ni la oscuridad, ni el sol,
quisieron amarme, y no quiero que termine
ya mi vida sin sentir que mi cuerpo pertenece al amor,
a la soledad, a dos seres enlazados,
y saber que el mundo sigue igual sin mi presencia,
y que mi alma volará en la eternidad por ahí,
errabundo en busca del amor, y al final, felicidad.

Te pedí que te fueras, no que me abandonaras.



lunes, 16 de enero de 2017

LA RIQUEZA EN EL MUNDO

LA RIQUEZA EN EL MUNDO.
Bogotá, enero 16 de 2016
Hola, amigos:
                             
Esto es lo que dice la información de este link de El Tiempo de hoy.
http://www.eltiempo.com/multimedia/fotos/gente16/los-ocho-millonarios-mas-ricos-del-mundo/16793515: “Ocho hombres tienen la misma riqueza que la mitad de la población mundial, un nivel de desigualdad que "amenaza con marginar a nuestras sociedades", declaró Oxfam este lunes, antes del Foro Económico Mundial de Davos. La riqueza de 3.600 millones de personas equivale a la que amasan, en total, varios empresarios estadounidenses, uno español y otro mexicano”. Son: Bill Gates, de Microsoft; Amancio Ortega, de Zara; Warren Buffett, de Berkshire Hathaway; Carlos Slim, de telecomunicaciones; Jeff Bezos, de Amazon; Mark Zuckerberg, de Facebook; Larry Ellison de Oracle y Michael Bloomberg, de finanzas.

 

Ocho personas tienen la misma riqueza que la mitad de la población mundial, o sea de los 3.600 millones más pobres de la tierra. Eso dicho así, parece terrorífico, es la exageración de la riqueza, es la concentración del dinero en unas pocas manos. Pero podríamos preguntarnos varias cosas al respecto, por ejemplo:

 

1.     ¿Cuántas personas trabajan en estas empresas, y cuántas familias derivan su sustento de estos trabajos?

2.     Si no existieran estas empresas. ¿Cuántos empleos menos habría en el mundo? Miles, millones de personas estarían en peores condiciones.

3.     Si Bill Gates no hubiera creado Microsoft, ¿Qué sería del mundo informático hoy? Es muy probable que la tecnología no estaría tan avanzada como la vemos en estos días.

4.     ¿Cuál sería el momento en el que estos personajes deberían decir: “No más, no debemos crecemos más, no innovemos más, ya tenemos suficiente dinero, ya llegó el punto final”?

5.     ¿Si el creador fe Facebook no hubiera patentado su invento, habría otro que lo hubiera hecho? Es muy probable que no.

6.     ¿Cuántos de los 3.600 millones de las personas más pobres del mundo, a los que refiere la noticia, tienen la capacidad intelectual para haber creado estas mismas empresas? Es probable que sí haya muchos, pero o no han encontrado su sitio para desarrollarlas, o no han tenido las ideas, y no propiamente por culpa de los más ricos. Y no digo capacidad financiera, pues miles de empresas en el mundo que hoy son grandes, han empezado con capitales muy pequeños, o con capitales negativos, con préstamos, con hipotecas, etc.

 

Con cada empresa creada, se gana en desarrollo, en tecnología, se camina hacia adelante, se dan oportunidades de vida a gran cantidad de personas. ¿Es malo de por sí que los grandes empresarios acumulen inmensas cantidades de dinero? No, eso mismo no significa maldad, sólo es parte de un proceso en la vida.

 

Sabemos de la inmensa generosidad del señor Bill Gates y sus fundaciones; eso es compartir de otro modo sus riquezas. El señor Carlos Slim ayuda a sus fundaciones en salud, educación, nutrición y empleo, además de otras tantas actividades. El creador de Facebook donará en forma paulatina todo su dinero a fundaciones “para el avance del potencial humano y la promoción de la igualdad” en el mundo. El señor Amancio Ortega con sus fundaciones ayuda a la niñez y a la juventud, a la educación, entre otros. Y así, podríamos revisar la labor social de cada uno de estos personajes creadores de empresas, de dinero, de prosperidad.

 

Por la venta de sus productos, las empresas ayudan con sus compras de materias primas al desarrollo de otras empresas, algunas veces muy pequeñas; pagan impuestos, que se irrigan en toda la población; pagan salarios a miles de personas que no son generadoras de riqueza por su iniciativa particular; entregan parte de sus ganancias a entidades de ayuda a los demás; crean más empresas, multiplicadores de este mismo desarrollo. En fin, es muy sencillo entender esta cadena de riqueza, y comprendo que haya personas que no estén de acuerdo con este modelo económico, en contraposición con un estado fortalecido, productor, controlador, repartidor, regidor de sus vidas, en general, con un estado totalitario que intervenga todos los estamentos de la sociedad.

 

Pero en mi pensamiento está este modelo económico creador de riqueza, que debe existir con los debidos marcos regulatorios, con controles, que son difíciles de ejecutar, y que en  ocasiones produce corrupción, monopolios, abusos y empobrecimientos. Pero estas fallas no son exclusivas de este sistema, ya se ha probado con otros sistemas de gobierno y sistemas económicos diferentes, que han fracasado envueltos en sus mismos errores.

 

Lo que me parece bastante exagerado es esa manía de descalificar a alguien porque sea demasiado rico, sin analizar los beneficios que la sociedad recibe por su trabajo y por sus desarrollos empresariales. ¿Qué pierdo yo con que el señor Bill Gates se gane miles de millones de dólares, si su trabajo en algún lugar de mi existencia me beneficia? Y no sólo a mí, sino a mis amigos cercanos, a mis familiares, a mis compatriotas, al mundo entero. Por este motivo, me parece tendenciosa la forma en que se presentan las noticias como la que comento hoy.

 

Podríamos titular la noticia en esta forma: “Ocho personas, sólo ocho personas, creadores de empresa, son capaces de dar empleo a 2.500.000 personas en el mundo (sólo un cálculo), y ayudar a millones de familias que en forma indirecta se benefician, a vivir en forma decente”. Y es la misma situación, pero se ve y se percibe en forma diferente.

 

De modo que no es justo descalificar a las personas solamente por su riqueza. Defendamos a la población no de los ricos por ser ricos, sino de los ricos abusivos con los precios, con la esclavitud empresarial, por no ser conscientes de que su comportamiento va en contravía de quienes han contribuido a la creación de su propia riqueza.

 

 

Un saludo de amigo,


ALBERTO BERNAL TRUJILLO