LA CORRUPCIÓN
Bogotá, julio 28 de 2017
En
mi blog El Sí o el No, de septiembre
del año pasado, hablaba de que el problema de las Farc no nos dejaba ver otros
problemas en el país, y de que a medida que íbamos limpiando de males,
aparecerían otros, y es así como ahora está presente el de la corrupción
rampante, que antes no atacábamos, por estar ahí metido detrás de la guerrilla.
Siempre ha existido, en todos los gobiernos, en todas las épocas, en todos los
países, pero sólo ahora nos damos a la tarea de ventilar el problema y, por
ende, atacarlo y tratar de erradicarlo entre nosotros.
En
discusiones en las redes sociales, he recibido comentarios acerca del señor
Sergio Fajardo, quien como candidato a la presidencia de Colombia promete no
dar prebendas a los congresistas, así como él procedió con el concejo de
Medellín y la asamblea de Antioquia cuando ejerció como alcalde y gobernador
respectivamente. Algunos dicen que no seamos ilusos, que eso no se puede, que
los políticos no trabajan si no es con coimas, dádivas, prebendas, mermelada. O
sea, que estaríamos condenados a seguir la misma corruptela de siempre, porque
así somos, porque ese es nuestro estilo, porque así ha de ser, quizás para el
resto de vida. Yo no estoy de acuerdo con esa apreciación, por supuesto, y por
eso le apuesto a tesis como las de Fajardo, así no sea él el que las aplique,
pues puede no llegar a la presidencia por el voto de los colombianos,
prefiriendo a otro candidato.
Es
difícil descubrir a todos esos sinvergüenzas y rateros que se roban el dinero
de la comunidad, y que le apuestan a conseguir sus puestos en el gobierno, en
el congreso, en los concejos, en los puestos gerenciales y directivos de las
empresas, y en los ministerios y empresas estatales, mediante campañas que
valen un potosí, y que se supone de antemano que con los altos costos de ellas
es imaginable claramente que lo hacen para ir a conseguir contratos y coimas,
en sumas mucho mayores que las invertidas. Ese es el negocio, que todos sabemos
que existe, pero que ahora estamos viendo más claramente, y que de pronto nos
vamos metiendo en el cuento y apoyando a los que quieren luchar contra ese mal
universal.
Este
comentario que hago hoy en mi blog es con el propósito de que pensemos en el
futuro de Colombia, en la forma en que vamos a elegir a los próximos senadores,
y por supuesto, en la persona que queremos tener en el palacio presidencial por
los próximos años. Gente buena hay en el país, gente honrada, gente que quiere
trabajar por el bienestar de los demás, no sólo por el suyo propio. Y existen
personas que han tenido ya experiencias gubernamentales con éxito,
transparencia, decencia, que no tienen odios en su corazón, y es por ellos por
los cuales deseo que todos votemos, y elijamos a personajes que verdaderamente
nos ayuden a sacar a Colombia del profundo hoyo en el que hoy se encuentra.
No
es posible que sigamos votando por las mismas mafias de la corrupción, que
todos sabemos quiénes son, o presumimos al menos, no es posible que botemos
nuestro voto haciéndolo por quienes se van a robar la platica de todos. Es casi
nuestra única arma, la del voto, y tenemos qué ejercer ese derecho con toda
decisión, escogiendo a los mejores, o votando en blanco, pero no entregando el
poder a los rateros que vemos hoy diariamente en los noticieros, desfilando
hacia la cárcel unos, huyendo otros, y riéndose de nosotros los demás.
Hoy
tenemos muchos odios, rencores, deseos de venganza, desamores, y es hora de
dejarlos atrás y empezar a amarnos más, a construir juntos, a luchar por un
país mejor, de color verde esperanza, de colores limpios, de aguas cristalinas,
de cielos claros, de almas hermosas, de bolsillos honrados, de ojos
transparentes, de lágrimas de alegría y no dolor.
Un saludo de amigo,
ALBERTO BERNAL TRUJILLO
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