sábado, 21 de diciembre de 2013

PENAS Y CARCEL


PENAS Y CARCEL

Subachoque, diciembre 24 de 2013

Amigos:

Pensando en la ley aprobada esta semana para castigar a los conductores borrachos en Colombia, revivo en mi mente algunas soluciones que pueden implementarse en muchos casos de transgresión de la ley, distintas a la más recurrente que es la cárcel, y por lo que hoy vemos en problemas el sistema carcelario, como el alto costo de sostenimiento de los presos, igual que del INPEC, que es el cuerpo de vigilancia y control para esta población; el hacinamiento inhumano en los sitios de reclusión, que va contra todas las normas del derecho humanitario, ayuda a la promiscuidad, a la homosexualidad por la situación misma de indefensión, aporta a la separación de la familia.

Este es un tema muy debatido en el mundo por muchos años, y en casi todos los países, y pueden tener razón o no en la aplicación de la pena de privación de la libertad, y hay argumentos en favor y en contra, y se puede demostrar también que las dificultades no siempre se disminuyen por la sustitución de la cárcel por otra pena. Pero para mí, hay un argumento muy válido para seguir pensando en sustituir la cárcel en algunos casos, y es éste: cuando una persona la recluyen en una prisión, detrás de un muro, ya no la vemos, y ya no nos estorba, por tanto, nos olvidamos de ella, y ya no la atendemos. En cambio, cuando una persona no paga cárcel, está comunicada con los demás de su entorno, y nos podemos también relacionar con ella, interactuar, verla constantemente, y ser partícipes de su propia vida. En esta diferencia veo las ventajas, pues la resocialización en ese medio sí es más probable, pudiendo recobrar un ser humano caído en desgracia.

Una pregunta que se me viene a la mente siempre que pienso en estos casos: ¿Un preso en las condiciones actuales de reclusión, sí se reformará para el país? Yo pienso que no, que lo que se promueve en un recluso es la ociosidad, el aprendizaje de nuevas técnicas delictivas, el aumento o la creación del odio hacia una sociedad que lo rechaza, y que pide cada vez más años de prisión en muchos casos.

Estoy convencido que la cárcel como castigo, se puede reemplazar con mucha eficiencia por otras penas u otras formas de pago por un delito. Podemos enumerar varios casos, y pensar en ésta o en otras formas de resarcir a una persona o a la sociedad ofendida. Si la sociedad de hoy busca primordialmente el dinero como fin, pues la privación de esta posibilidad o la merma de su capacidad de obtener y de usar el dinero debería ser una razón para usarla en beneficio de la sociedad como pago en un castigo. Hoy no es tan importante, por ejemplo, para muchas personas, la mala imagen que se causa por una mala acción por parte de los delincuentes, ya sean de cuello blanco o comunes, o asociados para cometer delitos; no les importa lo que la sociedad piense de ellos, si obtienen con su delito por ejemplo el dinero, que es la principal motivación para cometerlo; pero perder el dinero sí es muy importante y afecta negativamente a un individuo para su condición social. 

Si una persona conduce vehículo en estado de embriaguez, ya de por sí se convierte en alguien peligroso para los demás, y como pena por esa falta, en vez de cárcel, pagaría con su patrimonio, perdiendo su vehículo a manos de la justicia, así no sea de su propiedad. Con ello, todos estaríamos pendientes de cuidar a las personas a las cuales les prestaríamos nuestros vehículos, y a ser responsables de esa acción, ya sean hijos, esposo, esposa, amigos, o cualquier afinidad que exista entre los dos. Las multas altas, pero verdaderamente altas, que sean disuasivas y eviten los accidentes, respaldadas con el patrimonio personal, son más efectivas que la cárcel. Ya en caso de reincidencia, puede ameritar cárcel, pues se convertiría en una persona altamente peligrosa. Si causa lesiones personales o muerte en una o más personas, se obligaría a pagar todas las erogaciones que se deriven de su acción, como indemnizaciones, clínicas, gastos funerarios, gastos por invalidez.

Si un funcionario público se roba una suma de dinero, en vez de llevarlo a la cárcel, sin ser una persona peligrosa por otro motivo, la mejor forma de castigarlo es en primer lugar, hacerle devolver el dinero robado, y pagar adicionalmente cuatro o cinco veces más esta suma, aportando para ello su patrimonio particular, y con la seguridad de que cualquiera otra suma de dinero que en el futuro acumule en su patrimonio, se aportará para el pago de su pena. Además, estaría inhabilitado de por vida para ejercer cargos públicos. Aportaría una parte de sus ingresos futuros por un cargo privado, por ejemplo, a cubrir el monto del castigo. Casi que estaría el resto de vida con los ojos puestos por la justicia para que no quede impune el delito cometido.

¿Qué castigo puede ser más duro para un joven violento en un estadio de fútbol, por ejemplo, que impedirle el ingreso a cualquier sitio público, como estadios, cines, teatros, con dispositivos electrónicos para su control, en vez de mantenerlo en una prisión, con todas sus consecuencias?

En vez de cárcel, se puede pensar en varias alternativas, como pueden ser:

·       Prohibición para viajar fuera del país por un tiempo determinado, o de por vida, como castigo para ciertos delitos.

·       Trabajos en beneficio de la comunidad.

·       Expulsión del país en caso de los extranjeros, residentes o no, con la posibilidad de perder todo o parte de su patrimonio, de acuerdo con la gravedad de la falta.

·       Pago en dinero como indemnización acordada con la víctima.

Claro que hay casos en los que no son tan fáciles de suprimir la pena de cárcel, como es el caso de un violador, de una persona violenta, de un asesino en serie, y otros para los que ni siquiera se contempla la posibilidad de suprimir el castigo de pérdida de la libertad, por el peligro que existe para la sociedad en general.

Este escrito no conducirá al cambio del código penal, pero sí al cambio de la mentalidad de muchos de nosotros, que pensamos únicamente en la cárcel como solución a todos los delitos. Si de pronto mis palabras contribuyen a ser más tolerantes con algunas personas que por una circunstancia fortuita han llegado a cometer una falta, y a pensar más en ellas como personas que como delincuentes, considero que el objetivo principal de estas consideraciones ha sido cumplido. Es posible, aunque ojalá no muy probable, que algunos de nosotros nos encontremos en una situación desafortunada en la vida, similar a las descritas, y que en esos momentos necesitemos de la consideración de los nuestros, de nuestra familia, de nuestros amigos. Hagamos una reflexión para no caer en la tentación de solicitar la pena carcelaria para todo aquel que por desgracia haya llegado a un delito; la cárcel me parece una vergüenza, un sitio infame, no siempre acorde con el acto, ni necesario para el reo.

 

Un abrazo,

 

ALBERTO BERNAL TRUJILLO

martes, 3 de diciembre de 2013

DROGAS ILÍCITAS


LAS DROGAS ILICITAS

Subachoque, diciembre 3 de 2013

Amigos:

En la página del gobierno www.mesadenegociaciones.com.co entré a participar con mi aporte en los puntos que faltan para terminar de negociar en La Habana. Y quiero destacar el punto sobre las drogas y su tratamiento a la firma del convenio para empezar a asentar la paz en el país. Allí dejé constancia de mi pensamiento, como parte de las ideas sobre el tema nacional, con la legalización de la producción y la venta, y la despenalización consecuente.

Hace ya muchos años, unos 30, pues aún vivía Guillermo Cano, director de El Espectador, le envié una carta al periódico sobre este mismo tema, carta que fue publicada en página editorial, con mi pensamiento de aquella época, y hoy lo quise retomar como escrito, pues en mis conversaciones entre amigos o en charlas sobre el asunto, siempre he sostenido lo mismo que aquí dejo constancia, y por supuesto, pienso hoy que esos 30 años los habríamos podido ahorrar en violencia, en pérdidas humanas, en degradación de la sociedad, aunque en aquella época era casi imposible pensar en que mi idea se llevara a cabo por la situación internacional y el manejo que los países le han dado.

Pero hoy es distinto, empezando porque ya hay muchas personas y países en el mundo que han planteado la misma solución, por ejemplo Uruguay con la marihuana, que acaba de ser legalizada en su producción y su consumo.

Hay varios argumentos que veo muy claros sobre el asunto, y empecemos a analizarlos:

  • En el caso personal, hago mi propia comparación. Si se legalizara la droga, yo no me volvería consumidor por encontrarla más barata, o por encontrarla en el mercado legal. Simplemente, no la consumo porque no me gusta, porque no quiero gastar mi dinero en vicios que me traen consecuencias para mi bolsillo, porque no quiero atentar contra mi salud, porque no quiero depender de ella, así como dependí muchos años del consumo del cigarrillo. Lo más probable es que a ustedes les suceda lo mismo.
  • Si se legalizara la droga, se terminaría el 90% de la violencia en este país, que allí nace y que se alimenta por la ambición del dinero fácil y rápido, por la necesidad de conseguir dinero para atender el consumo personal, cuyo costo es elevadísimo.
  • El recaudo de impuestos en el caso de que sea legal su producción y su consumo, este rubro contribuiría al fisco, cosa que no se logra hoy con la situación de prohibición.
  • Se evitaría gran parte de la corrupción política y policial que causan las drogas, y que son una motivación muy grande para caer en la tentación de otra forma de dinero fácil.
  • Dejaríamos de gastar dinero en cantidades exorbitantes en la persecución de los narcotraficantes, y podríamos destinarlo a la prevención de la adicción a las drogas, a la parte de salud del problema, a la educación, a la publicidad para evitar la consecuencia de su uso.
  • El uso personal de la droga no daña a nadie más, por el solo hecho de consumirla; únicamente perjudica a quien la emplea. Otra cosa es la consecuencia de su manejo social, igual que le sucede a quien consume alcohol y maneja en estado de ebriedad, por ejemplo. Para eso se destinaría el dinero, para la educación, prevención, publicidad, etc.
  • La guerra mundial contra este flagelo de la droga ya lleva muchos años, sin que esté siquiera cerca la finalización del consumo. Por el contrario, el consumo aumenta día a día. Ese sistema ya demostró su ineficacia, y deberíamos buscar otros métodos. Yo estoy de acuerdo con la legalización. El ejemplo clásico es la guerra contra el alcohol en los EE.UU. a principios del siglo XX, que fue el fracaso total contra la baja del consumo, y que creó una violencia y una corrupción en grado muy elevado en ese país. La lucha actual contra el consumo del tabaco, es más efectiva por el método de la persuasión que por el de la prohibición.
  • Bajaríamos sustancialmente los reclusos en las cárceles, y nos dedicaríamos a cuidar la salud de los adictos, enfermos que de todos modos existirían como existen hoy con la prohibición.

Pero analizando la parte económica del negocio de la cocaína, y según las cifras oficiales, la producción en Colombia de pasta es de 350 toneladas anuales, que si fueran exportadas por carretera, se haría en 12 tractomulas. Es decir, un "negocito". Pongamos el precio en un mercado abierto y legal, de US$ 5.000 ó $ 10.000.000 tonelada (El algodón cuesta US$ 2.500 ton - $ 5.000.000). Nos daría un valor total de exportación de $ 3.500.000.000 ó US$ 1.500.000. Al legalizarlo, se nos volvería un negocito muy pequeño, y aunque creciera, seguiría siendo así, sabiendo que sus efectos en los consumidores serían tan graves como hoy, desde el punto de vista de la salud.

Sumémosle el valor de la exportación de marihuana (ya varios estados de EE.UU. producen una de muy buena calidad) y de otros productos sintéticos; el negocio se reduciría sensiblemente en sus valores finales, y los daños por corrupción sí se disminuirían en gran proporción, bajando por eso mismo la violencia que se desarrolla en paralelo con el negocio ilícito.

Yo entiendo que haya miles de intereses particulares en cada negocio, muchos intereses gubernamentales de los países involucrados en el negocio, como los intereses del presidente Noriega en Panamá, y como tantos otros que participan en la cadena, pero no me explico la indiferencia o la oposición de nosotros, los ciudadanos del común para no presionar por una solución práctica, como es la legalización y la despenalización de la producción y del consumo de las drogas que hoy son ilícitas, mortales, dañinas, peligrosas, productoras de corrupción.  

Todo lo propuesto tiene un solo inconveniente en mi concepto: mañana, los productores de hoja de coca estarán presionando por un subsidio, porque el negocio ya no les da las cuentas de antes. Igual que los cafeteros, quienes jamás me han entregado un solo peso cuando el precio está alto, pero a los que siempre les debo entregar parte de mis impuestos cuando su ineficiencia los hace poco rentables.

Si alguien, con poder de convocatoria, se decide a liderar la causa de la legalización, yo seré su escudero para las labores en las cuales pueda ser útil, así que me pongo a su disposición.

 

Un abrazo,

 

ALBERTO BERNAL TRUJILLO

miércoles, 20 de noviembre de 2013

LA ETERNIDAD



LA ETERNIDAD
Noviembre 15 de 2013

La eternidad es eterna… eterna. Es para mí un concepto muy misterioso, y de por sí bastante incomprensible, pensando hacia adelante, pero aún más difícil de comprender si lo pienso hacia atrás en el tiempo. Uso una comparación para tratar de entender algo ese misterio. ¿No hay principio y no habrá fin? Muy difícil para mi cabeza.

Supongo que un grano de arena de la playa equivale a un año de vida, por tanto jamás, jamás, terminaré de contar los años, o de contar los granos de arena del mundo, y así es como trato de que me quepa en la cabeza la eternidad. Hay otros ejemplos, como el de un amigo, que se imagina un hilo de tela de araña, que debe envolver la tierra y los planetas, llevado por la propia araña, hasta cubrirla totalmente como un tapete tupido. Jamás terminará la tarea. Otro que oí hace ya varios años es el del pajarito que cada año da un picotazo en una roca de 100 metros de largo, por 100 de ancho, por 100 de alto. Esa tarea, la de acabar con esa roca, es equivalente a la eternidad. Y hacia el final es algo que trato de llegar a la idea, pero ¿sin principio? Mmm… Ahora, ¿qué tamaño tendría la roca hace “media” eternidad? (Si es que la idea de media eternidad puede existir). ¿O será que ya vamos en la quinta “eternidad”, o en la décima?

Es que este concepto de la eternidad, así como el infinito del espacio, dónde termina, qué sigue de lo último que podamos imaginar, no es fácil que nos quepa en esta cabecita frágil, imperfecta,  que tenemos y que nos hace dudar de tantas cosas y que también nos hace entender otras más. A las velocidades en que avanza la ciencia, y ya que estos adelantos no son en progresión aritmética, sino geométrica, podemos pensar que cada vez entendemos más cosas, comparadas con lo que conocíamos ayer, o que cada vez entendemos menos cosas, comparadas con lo que vendrá hacia adelante y con la velocidad a la que suceden.

Enseguida me hago esta pregunta, pensando en la eternidad y en los conceptos de las religiones: ¿Será que una persona como Hitler, o como Pablo Escobar, que consideramos malos (no los juzgo, sólo supongo), por 50 granos de arena o 50 años de vida, terminarán en el infierno durante una eternidad, es decir, billones de billones de billones de años? No me parece lógico pensar de esa manera.

¿Será que una persona como Domingo Savio, santo que tuvo la “dicha” de morir a los 15 años, que no tuvo ni el conocimiento del pecado, o un niño que muere a los 5 años, sin “vivir”, a quienes consideramos buenos, por 15 granos de arena o 5 años de vida, terminarán en el cielo tocando la lira durante una eternidad, es decir, billones de billones de años? No me parece lógico pensar así. Pero es lo que piensa y espera un musulmán al inmolarse con una bomba atada a su cuerpo.

Pienso que es más lógico que la vida, esta vida, termina, pero vendrá otra, en alguna parte, en otra dimensión, donde seremos felices todos, e iremos hacia la perfección, y vendrá luego otra vida, y cada vez seremos mejores, distintos, otros seres, pero siempre caminando hacia la felicidad total. Yo creo en el famoso túnel de las personas que traspasan los límites de esta vida y regresan. Nadie vuelve triste, todos regresan felices, y esa creo que es una realidad. Además, nadie, que yo sepa, ha vuelto del más allá, de la muerte, a contarnos sus experiencias, de modo que el cielo, el infierno, el purgatorio, el limbo, conceptos con lo que nosotros crecimos, y que ya algunos han sido revaluados hasta por el Vaticano, suenan más a invenciones que a realidades, por lo menos como lo pintan las religiones. Los musulmanes, los católicos, los protestantes, los ortodoxos, los budistas, los islamistas, los hinduistas, creen más o menos en lo mismo, visto desde puntos distintos y con perspectivas diferentes. Habrá muchos que no creen en vida después de la vida, y todo terminará con la muerte, para ellos. Otros que piensan que ni esta misma vida es una realidad, que estamos en dimensiones diferentes los unos de los otros. ¿Pienso, luego existo, como dijo Descartes? Es una realidad para mí, y bueno, por algo hoy somos miles de millones de personas, y las que en el mundo han sido.

Todo lo anterior lo creo por la mañana, pero ya en la tarde empiezo a dudar de todas mis creencias, y a pensar en la evolución de las especies, y en quién creó a Dios, en el big bang, y en mil cosas que nos rondan a todos en algún momento de nuestras vidas, o en muchos momentos, en etapas diferentes de nuestras vidas. Y hay tantas respuestas como nos podamos imaginar, y mientras más pensemos, pues más cabida a teorías distintas hay, de éste y de muchos otros temas que nos hayamos planteado a lo largo de nuestras vidas. Y todos tienen razón, y nadie tiene razón, o pocos tienen razón, depende de nosotros mismos, y del miedo que nos dé pensar en algo distinto, y de nuestras convicciones religiosas, por ejemplo.

Recordaba yo una anécdota de Jaime Tabares, un compañero del seminario del año 59 y 60, quien me relató que estando él en tercero bachillerato en La Ceja, Antioquia, llegaron en clase a tocar el tema de la creación de la materia y luego a Dios, creador de esa materia y Jaime le preguntó al cura profesor: "¿Por qué no dejamos eso en la materia?" Y la respuesta fue: "Esas dudas no las puede tener un aspirante (a sacerdote)", y ahí terminó la charla. Creo que el cura ni sabía de lo que estaba hablando. Y se perdió una bonita oportunidad de discutir una duda o una inquietud de alguien que se atrevió a pensar.

Alguien dirá que yo no entiendo las cosas de Dios, (esto para los creyentes), porque Él piensa de distinta manera; pero es que yo no puedo pensar distinto, pues soy humano y no divino; y debo usar mi inteligencia para pensar, para preguntarme cosas, para tratar de entenderme y entender la vida. Así, algún día podremos pensar en otro aspecto, analizar otras dudas, o que yo tenga, o que alguien más tenga. Para eso tenemos inteligencia, para dudar, para pensar, para usarla.

¿Existen más seres vivos, inteligentes, en el universo? ¿Qué es la Biblia? ¿Puedo creer poco, o nada, o parte, o todo de ella? ¿Los evangelios son fieles? ¿Cómo empezó todo este cuento de la vida humana? ¿Dios, o un dios, o la evolución, o el big bang? Son todas preguntas que nos quedan para cuestionarnos, para aprender, para mejorar. Y muchas más sobre muchos temas, que no son tabúes, sino realidades en nuestras mentes. ¿Cuál es el límite del pensamiento? ¿El pensamiento se confunde con el alma?

Qué cosa tan difícil es la vida a veces, pero qué hermosa es la oportunidad de analizar, de pensar, de discutir, cosas tan sencillas y a la vez tan misteriosas. Ojalá la eternidad exista para mí, pero con la oportunidad de seguir creciendo en el amor, en la sabiduría, en el conocimiento, en la inteligencia, y si hay cosas mejores, pues que vengan.

Un abrazo,

ALBERTO BERNAL TRUJILLO
e-mail: negocios.alberto@gmail.com
Blog:  http://condoreslibres.blogspot.com/

miércoles, 6 de noviembre de 2013

LA PAZ


LA PAZ

Subachoque, noviembre 6 de 2013

Amigos:

Como está de moda, y no sólo de moda, sino que es imprescindible que cada uno de nosotros se involucre en el tema, pues creo que es bueno que hablemos de paz, de la paz de Colombia.
Cualquier pensamiento respecto del tema es válido, pero así mismo el mío también, y debo defenderlo frente a otras opciones. Y hablo del proceso que se lleva a cabo en La Habana, y centrándome en lo real, que son los acuerdos, y pasando por alto las fotos recibidas de los guerrilleros fumando tabaco y descansando en un yate. ¿Qué importancia tiene eso frente a los acuerdos a los que se pretende llegar entre las partes? No hablemos de cosas baladíes. Hablemos de lo fundamental.

Ya lo he dicho, el que hace cosas se equivoca, el que no hace nada, jamás yerra. El presidente se arriesgó a hacer unos acuerdos de paz, y es posible que se equivoque en algunas cosas. Pero lo importante es que se propuso terminar la guerra de muchos años, a cambio de algo. La paz se hace con los enemigos, no con los amigos. Y los enemigos hacen lo que a uno no le gusta. Y los enemigos no se rinden sino cuando están vencidos, y hasta ahora, nadie, ningún gobierno, ha derrotado a las Farc, ni ha acordado nada, ni con los paseos a Suecia, ni acabando con Casa Verde, ni con El Caguán, ni con toda la fuerza de los ocho años de guerra del presidente Uribe. Ellos no se sienten vencidos, a pesar de que el gobierno pasado nos habló mil veces de que estábamos en el principio del fin de la guerra.

Creo firmemente que “es mejor una paz con un alto costo, que una guerra con un costo infinito”, como ha sido hasta hoy en los 50 años de conflicto interno. Yo no sé a qué acuerdos en detalle llegarán en este diálogo actual, si habrá mucha o poca impunidad, si devolverán tierra o no, si los guerrilleros llegarán al congreso o no. (No habrá mucha diferencia entre uno de la guerrilla y un político corrupto, como son muchos de los actuales senadores y representantes, o como los que están en La Picota). Lo que creo es que ya estamos cansados de tanta guerra, que nos ha costado muchos muertos, muchos puntos del PIB durante años, y que seguirá costando igual o más si nos seguimos echando bala. Por lo demás, lograr lo que se propone la guerrilla, hoy es más fácil por medio de la participación en política, por la democracia, con los votos, que por la guerra.

Y si no, que lo diga el comandante Ortega de Nicaragua, que luchó, siendo guerrillero,  contra las barbaridades y excesos de Somoza, el dictador, y hoy es igual a él: dictador, queriéndose reelegir a perpetuidad, y con su familia enriquecida con el dinero y con el poder. Lo que pretendió con la guerra, hoy lo consigue con los votos: mucho más fácil.

Un amigo, Helmer Bejarano, acotó en días pasados un comentario mío en Facebook, lo siguiente: “Supongamos que Uribe y Zuluaga llegan al poder, no negocian con los guerrilleros sino que a cualquier precio hacen la guerra y la ganan. Como no quieren impunidad ni perdón para los vencidos, los capturan, pero para condenarlos y encarcelarlos lo lícito es que deben actuar de acuerdo con la constitución y las leyes colombianas y el respeto de los derechos humanos”.

“Esto significa que deben someterlos a un debido proceso, es decir los deben juzgar de acuerdo con las normas jurídicas vigentes. Las preguntas a responder son: siendo alrededor de 20.000 juicios, y conociendo la congestión actual, ¿en dónde está la cantidad de jueces que se requieren? ¿Cuánto tiempo van a tomar estos procesos judiciales? ¿Cómo se van a cumplir los términos para evitar tener que dejarlos libres?  Conociendo el estado actual de hacinamiento en los centros de reclusión, ¿en dónde están las cárceles para llevarlos a que cumplan las penas?”.

Mi humilde y desapasionada opinión, dice Helmer, y yo estoy de acuerdo en ello, es que Santos está haciendo lo que más le conviene al país, es decir buscando una negociación lo menos traumática posible, haciendo algunas concesiones que como es inevitable, que conllevan algún tipo de impunidad, pero por supuesto conservando la autoridad y los principios fundamentales que rigen nuestra democracia.

Ahora sigo con mi pensamiento: prefiero este país sin guerrilla, invirtiendo ese dinero que hemos gastado tratando de acabarlos en la lucha contra otros males del país, como el atraso en infraestructura, carreteras, puertos, aeropuertos; en el crecimiento de la agricultura verdaderamente en grande; en la lucha contra la pobreza, el desempleo, el subempleo; en la moralización de las instituciones, el congreso, la justicia, el ejecutivo, los alcaldes; en terminar el narcotráfico legalizando la droga, como existe en varias partes del mundo, y como se va generalizando con la marihuana, que era una lacra cuando sólo se producía aquí, pero que ahora es hasta benéfica para la salud, cuando ya se produce en EE.UU. y en Europa y en otros países. La droga es un problema de salud principalmente, y así se debería tratar. Yo no voy a consumir cocaína porque sea legal. Simplemente no la uso por sus males, no por su prohibición.

Es que la hipocresía en el mundo, y también en Colombia, hablando de la guerrilla, es de unas magnitudes impresionantes. La presidenta del Brasil se enoja con los gringos por las “chuzadas” de ellos, pero son legítimas cuando las hacen ellos mismos, los brasileros, con Rusia, Irán, etc. Y todo esto se puede decir de todos los países del mundo. Es igual el problema con las armas, con la droga, con la información, con la tecnología, con los Wikileaks, con los Snowden, todos se creen con los derechos para sí, pero no reconocen los de los demás.

Igual pasa con la guerrilla y con todos los gobiernos colombianos. Se desconocen las injusticias, pero no se reconocen los derechos de las minorías. Lo mismo, todos reclamamos nuestros derechos, pero no reconocemos ni cumplimos con nuestros deberes. La guerrilla dice defender al pueblo, pero ataca principalmente las poblaciones pobres de este país.

Yo prefiero apoyar el actual proceso de paz, esperando a que se llegue a un acuerdo, lo menos humillante para todos, pero que nos lleve, por fin, a centrar nuestros esfuerzos en algo distinto de fortalecer el ejército, las armas, la fuerza. Pienso en el país hacia adelante, y creciendo para el bien de todos, ahorrando el dinero que hoy gastamos en la guerra, invirtiéndolo en educación, en recreación, en turismo, en vivienda, en los pobres, en agua potable.

Creo firmemente, que este país va hacia la ruina total, si a todos los males actuales, la corrupción, el principal de ellos para mí, repito, si a todos los males le sigue más guerra, más odio, y si nos desgastamos en pelearnos, cada cual para su lado, en vez de unir esfuerzos en ir para adelante, en tener grandeza, en tener generosidad. Voto por terminar la guerra, por crecer, por la dignidad, con la unión de los colombianos.

Estaba listo a publicar este blog, cuando conocí la noticia del acuerdo sobre participación política en La Habana entre el gobierno colombiano y la guerrilla. Qué mejor noticia para corroborar mis ideas aquí expuestas. Es mejor mil veces llegar a estos acuerdos, nunca antes alcanzados, que luchar y pelear, y echar bala, y difamar, y no colaborar, y armarnos durante 50 años más, y odiarnos. ¡Felicidades, Colombia! ¡Vamos bien, mejor que nunca! ¡Me alegro profundamente y siento mi alma en paz!


Un abrazo,

ALBERTO BERNAL TRUJILLO
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domingo, 27 de octubre de 2013

LOS SUEÑOS




LOS SUEÑOS
Subachoque, octubre 27 de 2013

Amigos:

Los sueños son la estrella en el horizonte que nos guían hacia la felicidad, son el espejo en el que nos debemos mirar para aprender de nosotros mismos, son la guía para nuestras almas.
Los problemas de Colombia son muchos, pero hoy me quiero referir a uno del que pienso que influye mucho en la felicidad de los colombianos, pensando en el viceministerio de la felicidad creado por el presidente de Venezuela. 

Cuando un joven se gradúa de bachiller, que es a la edad de 16, 17, 18 años, debe tomar la decisión más trascendental de su vida: decidir qué va a hacer, a qué se va a dedicar por los próximos 40 o 50 años, de lo que dependen además su futura familia, su esposa y sus hijos. Allí, en esa decisión, reposan los ingresos de una familia, pero lo que es más importante, también está en juego gran parte de la felicidad suya, de su esposa y de sus hijos. Hablo de un joven de sexo masculino, pero es válido igualmente para una joven mujer en las mismas circunstancias. 
He estado viendo el programa La Voz, que escogerá un buen cantante para que viva el inicio de una carrera fulgurante en el campo de la música. Lo que más me ha llamado la atención de la presentación de los participantes, casi todos jóvenes, es conocer cómo ha sido su vida, generalmente muy difícil por parte de su familia, en condiciones económicas duras, algunas veces en familias con uno solo de sus padres en la vida de los muchachos, con inmensas dificultades para estudiar, siendo aún mayores los problemas para participar en la adquisición de conocimientos musicales iniciales, a veces son autodidactas, y mil problemas de todo tipo que han debido sortear a lo largo de su vida.

Pero hay una circunstancia que es común en casi todos los participantes. Es su sueño, es el sueño de su vida, es creer en que su sueño es lo que debe guiar su vida, ya desde antes, y más aún después de la oportunidad que tienen de presentarse ante sus jurados, conocedores de las facultades que debe tener una futura estrella de la canción.
Estoy convencido que uno de los grandes problemas de este país, radica en la desorientación de los jóvenes en el momento de iniciar una carrera en esa etapa de su vida. Como los cupos de la universidad son tan limitados, muchos de ellos deben presentarse a varias carreras al tiempo, a veces sin ninguna vinculación entre ellas, como presentarse a Ingeniería Civil, Medicina y Contabilidad. Existe allí una dicotomía, se parte su vida en dos caminos bien diferentes, que se refleja posteriormente en una dificultad para trabajar y participar en la fase productiva del país, en condiciones de felicidad y productividad al tiempo. 

Yo, sin hacer encuestas de ninguna clase, solo por mi percepción, por lo que veo entre los jóvenes de hoy, o entre compañeros de trabajo a lo largo de mi vida, por apreciación personal, creo que la mitad de las personas en edad laboral, está en estas circunstancias, siendo sólo algunas de las posibilidades, y por las razones que se me ocurren en este momento, pero pudiendo existir más causas para que sea una realidad:
  • Estudiaron lo que no les gusta, cosa que no ayuda a cumplir sus sueños, por las circunstancias de la vida, por las dificultades para hacerlo, por desconocimiento y floja preparación en las etapas previas, y de pronto poca ayuda de sus profesores y de su familia para tomar una decisión juiciosa.
  • No trabajan en el campo sobre el que hicieron sus estudios, por razones de poca oferta, o de poca preparación académica, o porque sus estudios no cumplieron con el deseo de cumplir su sueño, sino porque estudió algo que no quería, por darle gusto a sus padres, o por falta de oportunidad de hacerlo en lo que le gustaba y que ansiaba.
  • No pudieron estudiar por cualquier razón, y hoy laboran en lo que encuentran, sin alicientes mayores, por lo que ven que sus sueños se alejan cada día más de su vida.
Es una tristeza que las personas trabajen en campos que no desean, que no buscaron, y que no contribuyen a su propia felicidad, a alcanzar sus sueños, y a no lograr un futuro más digno para sus familias, y para el país en general.

Tratando de encontrar alguna justificación a la propuesta de Maduro en Venezuela, y estoy de acuerdo con esa idea, me gustaría que el Ministerio de Educación en este país se llamara, "Ministerio de los Sueños" para que los colegios y escuelas sean “forjadores de felicidad”, “creadores de sueños”, “formadores de emprendedores”, “creadores de grandeza”. Y allí se hablará de amor, de felicidad, de creación, de bondad, de perdón, de familia, de crecimiento, de sueños, y se abandonarán la violencia, la venganza, las ofensas, la competitividad como fin, el dinero como meta, el poder como logro.

Ir tras los sueños personales debe ser el gran propósito de cada uno de nosotros; trabajar para lograrlos tiene que ser el gran propósito personal; conocer la lucha de los aspirantes a ganar un concurso de canto, me ha reforzado lo importante que es el sueño, el sueño personal, perseguirlo con ahínco, con todas las fuerzas, y alcanzar nuestras metas. Nada hay más importante en la vida, para ser feliz. Y a este mundo vinimos a ser felices.

Un abrazo,

ALBERTO BERNAL TRUJILLO
e-mail: negocios.alberto@gmail.com
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martes, 15 de octubre de 2013

MENSAJES ERRONEOS


MENSAJES  ERRONEOS

Subachoque, octubre 15 de 2013
Hola, amigos:

Ya son muchas las veces queme ha llegado por e-mail, o por Facebook, el siguiente mensaje:
 
!Buena suerte para todos! Este año octubre tiene 5 lunes, 5 martes, 5 miércoles. Esto ocurre cada 823 años. Se llama "Bolsa de Dinero". Entonces copia este mensaje en tu muro y (dicen), el dinero llegará en cuatro días. Cosas del Feng Shui. Quien no lo copie no tundrá dinero. Cópialo antes de los 11 minutos después de haberlo leído.
 
Hemos recibido, todos, o por lo menos muchos de nosotros, correos con mensajes parecidos, relativos a temas distintos, cadenas de mensajes con diversos castigos para quien la rompa, o con premios para quien la acate.

En el caso del mes de octubre, y como para aclarar lo que allí se dice, y sobre el posible autor, que no tiene ninguna credibilidad, analicemos algunos puntos del mismo, para que no nos metan el dedo en la boca:

·       El mes octubre de 2013 no tiene 5 lunes, sino solamente 4.
·       La coincidencia que se expresa de 5 días iguales en un mes, se da en todos los meses que tienen 31 días. Por tanto, todos los meses de 31 días tienen los 3 días seguidos de inicio, que se repiten en los últimos 3 días.
·       Hay 7 meses en cada año con 31 días: enero, marzo, mayo, julio, agosto, octubre y diciembre.
·        Por ley de probabilidades, los 7 meses de 31 días del año, en promedio, empiezan por un día distinto cada vez, pues son 7 los días de la semana. Y digo que es en promedio, pues en la realidad, cada año no bisiesto, el día de inicio de enero se repite en octubre, y en cada año bisiesto se repite en julio.
·        Siendo así, en 823 años, como anuncia el mensaje, habrá 823 meses en las mismas condiciones que dice el que creó la cadena.
·        ¿Qué credibilidad tiene el autor de ese mensaje? Ninguna.
·        Con simple observación, vemos que los meses de 31 días que inician con lunes, y por tanto tienen 5 lunes, 5 martes y 5 miércoles, como en el mensaje recibido, son, como ejemplo:
·       Julio de 2013
·       Diciembre de 2014
·       Agosto de 2016
·       Mayo de 2017
·       Enero de 2018
·       Octubre de 2018
·       Julio de 2019
·       Marzo de 2021
Aquí vemos que en los 8 años que vienen, del 2013 al 2021, hay 8 meses que tienen 5 lunes, 5 martes y 5 miércoles, es decir, uno en promedio por año.
Los expertos en informática, o los comunicadores, nos han estado alertando desde hace varios años de los peligros de seguir estas cadenas, pues lo que muchas veces se pretende es recaudar direcciones de correo, amigos del que envía, ya sea para clonar, para entrar a correos, para conseguir datos personales, en fin para usos “non sanctos”. Los conocedores del tema, amigos de cada uno de nosotros, nos pueden corroborar e informar sobre el asunto.
Y las cadenas de este tipo son innumerables, están relacionadas con un enfermo que necesita nuestra fuerza espiritual; con una oración para recibir bendiciones; con la posibilidad de recibir dinero si reenvía el mensaje; en fin, son múltiples las motivaciones que tienen algunos para lograr sus fines. Y probablemente no todos los mensajes son enviados con mala intención, pero por los consejos de los conocedores, la mayoría sí son muy sospechosos.
Seguramente algunos de los amigos que leen este blog tienen casos similares que pueden compartir y con los que podremos estar alertas en el futuro.
 
Un abrazo,
ALBERTO BERNAL TRUJILLO




 

jueves, 3 de octubre de 2013


LOS DEBERES HUMANOS

Subachoque, octubre 3 de 2013
Hola, amigos:

Muchas de las acciones de las personas hoy en día, se limitan a reclamar sus derechos, sus DERECHOS HUMANOS. Es decir, todos tenemos derechos, pero parece que no tuviéramos DEBERES HUMANOS. Considero que por cada derecho, existe un deber. Si alguien tiene derecho a la vida, yo tengo el deber de respetársela; si una persona tiene derecho a la salud, el médico tiene el deber de buscar su cura; si tenemos derecho al trabajo, el empleador tiene el deber de pagarnos lo justo.

Veamos para empezar, los artículos iniciales de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.

Existen muchos derechos consagrados allí, como la vida, la educación, la salud, la familia, la vivienda digna, la alimentación, el trabajo, un juicio justo, la no esclavitud, que están basados en la ley natural, o adoptados por la ley positiva; y al filo de estos días, parece que los deberes se hubieran abolido y únicamente quedaran los derechos.

En contraposición a esta verdad, podemos pensar que exista la Declaración Universal de los DEBERES HUMANOS. Por cada derecho a exigir, existe un deber a cumplir. Para el derecho a la vida, el deber de respetarla; para el derecho a la salud, el deber de curarla; para el derecho a la educación, un maestro que enseñe; alguien que exige un derecho tiene a otro cumpliendo un deber, ya sea una persona, una institución, un estado.

Si un joven de 15 años es sujeto capaz de cometer crímenes atroces, el estado se ve en ciertos casos imposibilitado para cumplir el deber de castigarlo, por tratarse de un menor de edad. Es incomprensible que si con todas sus facultades mentales, el joven puede elegir el camino del crimen, el estado se vea impedido a elegir el camino del castigo, con toda justicia. El joven no cumple con el deber de respetar una vida, pero exige el derecho a no ser castigado por su condición de menor.

Y no entro a analizar las motivaciones que tenga quien no cumpla un deber para obrar de esa forma; ese es un problema que podemos pensar en alguna ocasión futura; ese no es el motor para mi comentario de hoy. En el caso anterior pueden influir mil circunstancias, como la desintegración de la familia, las comunicaciones, la soledad de los adolescentes, el sexo prematuro, la falta de educación, las malas amistades. No entro a juzgar hoy ese aspecto, sólo me refiero al incumplimiento de nuestros deberes.

Yo entiendo que en la cultura oriental como en el Japón, el concepto del derecho no se introdujo sino hasta hace muy poco tiempo, pues ellos tenían muy arraigado el concepto del deber. Y ellos tienen muy alto concepto de la familia, del bien de la comunidad, antes que la sola exigencia de sus propios derechos. Y los pensadores antiguos como Platón o Aristóteles hacían énfasis en el bien común; lo mismo podríamos decir de algunos padres de la Iglesia Católica, San Agustín de Hipona, Santo Tomás de Aquino, entre ellos, o los Papas en sus encíclicas.

Es claro que se tenga el derecho a una huelga, a una protesta hacia el estado reclamando unos derechos, pero eso no impide que se cumplan los deberes establecidos; en muchas protestas en nuestras carreteras, legítimas ellas, existen desmanes como no cumplir el deber de respetarle a un camionero su derecho al trabajo, y le queman su vehículo. O no respetar el derecho de la comunidad a desplazarse por las carreteras, o impedir el derecho de los niños a estudiar, o negar el derecho de un pueblo a abastecerse de alimentos. ¿Será justo, comprensible, que se reclame un derecho legítimo, violando un deber?

Un policía que cometa un desafuero en el cumplimiento de sus labores, tiene qué ser castigado; pero vale la pena analizar ejemplos recientes vistos en paros agrarios y estudiantiles, por ejemplo; hay excesos de fuerza por parte de la fuerza pública, e igualmente hay excesos por parte de los que se manifiestan, con piedras, bombas, balas, de parte y parte. ¿Es válido juzgar tan duro a la policía y tan blando a los manifestantes que cometen excesos? Un deber de quien reclama los derechos es también respetar la integridad de los policías. Detrás de cada derecho existe un deber para cumplir.

Pensemos en esto: los policías y los delincuentes en su gran mayoría, viven en el mismo barrio, han sido compañeros de escuela, sus familias se conocen, sus hermanos son amigos, tienen las mismas raíces, y son humanos, no son de palo, se enojan, sienten, lloran, sufren; entonces, podemos ser un poco más indulgentes con los policías, y menos laxos con los que no cumplen con su deber, contrario a lo que estilan, por ejemplo, muchos noticieros en el mundo, tan dados a hacer crónica roja para lograr sintonía. Juzguemos con el mismo rasero, pensando en que los únicos que deben cumplir sus deberes no son los integrantes de las fuerzas legítimas del estado, sino que todos estamos obligados a hacerlo.

No sobra recordar que el derecho de uno termina donde empiezan los derechos de los demás, o lo que es igual, los deberes de uno empiezan donde empiezan los derechos de los demás. Como ejemplo corriente, el derecho de un paparazzi al trabajo termina donde empieza el derecho del artista a su privacidad; este fotógrafo también tiene deberes qué cumplir, y debe ser respetuoso en la vida de los famosos.

En un semáforo de nuestras ciudades se para un vehículo BMW y es abordado por un joven que ofrece limpiar su parabrisas; si el conductor no acepta, es común que el vehículo sea dañado, reclamando intrínsecamente su derecho al trabajo, pero sin cumplir el deber de respetar a su posible cliente. Y esto aparte de cualquier motivación que tenga para hacer daño, esa no es la consideración que quiero hacer hoy. Sólo insisto en el aspecto de los derechos y los deberes. Y no se crea que yo soy el dueño del BMW, pues ya hoy ni siquiera uso un Reanult 4 como el del papa Francisco.

Un niño tiene el derecho a estudiar y un papá tiene el deber de pagar por este servicio, si escoge hacerlo en un colegio privado. Pero cuando éste no puede o no quiere pagar, el derecho de hacerlo se suspende, pero no se puede suspender el derecho del niño, aun pudiendo estudiar en un colegio público gratuito. ¿No parece un poco injusto? Se distorsiona el concepto de que a cada derecho se contrapone un deber. Se crea la cultura de que sólo prevalecen los derechos, pero no se exigen los deberes.

Es simplista esta afirmación que sigue, pero parece que todo se está reduciendo en la sociedad de hoy al reclamo de los derechos, sin dar cumplimiento cabal a los deberes, y sin conocerlos siquiera. Vemos a diario cómo detrás del derecho al trabajo con el estado, algunos contratistas se roban el dinero de los impuestos para beneficio propio, sin cumplir con los deberes de un trabajo honrado y responsable. Podríamos pensar en múltiples ejemplos de reclamos justos de nuestros derechos, pero así mismo también lo podríamos hacer para ejemplos de incumplimiento de nuestros deberes a diario. Y para terminar, insisto en algunos deberes incumplidos por muchos de nosotros, y con alguna frecuencia: el de votar (que también es un derecho), el de pagar los impuestos, el de vender con IVA, el de comprar con IVA, el de no manejar estando alicorados, el de reciclar las basuras o separarlas en bolsas diferentes, el de respetar las colas, etc.

Un abrazo,

 
ALBERTO BERNAL TRUJILLO
e-mail: negocios.alberto@gmail.com
Blog:  http://condoreslibres.blogspot.com/