miércoles, 6 de noviembre de 2013

LA PAZ


LA PAZ

Subachoque, noviembre 6 de 2013

Amigos:

Como está de moda, y no sólo de moda, sino que es imprescindible que cada uno de nosotros se involucre en el tema, pues creo que es bueno que hablemos de paz, de la paz de Colombia.
Cualquier pensamiento respecto del tema es válido, pero así mismo el mío también, y debo defenderlo frente a otras opciones. Y hablo del proceso que se lleva a cabo en La Habana, y centrándome en lo real, que son los acuerdos, y pasando por alto las fotos recibidas de los guerrilleros fumando tabaco y descansando en un yate. ¿Qué importancia tiene eso frente a los acuerdos a los que se pretende llegar entre las partes? No hablemos de cosas baladíes. Hablemos de lo fundamental.

Ya lo he dicho, el que hace cosas se equivoca, el que no hace nada, jamás yerra. El presidente se arriesgó a hacer unos acuerdos de paz, y es posible que se equivoque en algunas cosas. Pero lo importante es que se propuso terminar la guerra de muchos años, a cambio de algo. La paz se hace con los enemigos, no con los amigos. Y los enemigos hacen lo que a uno no le gusta. Y los enemigos no se rinden sino cuando están vencidos, y hasta ahora, nadie, ningún gobierno, ha derrotado a las Farc, ni ha acordado nada, ni con los paseos a Suecia, ni acabando con Casa Verde, ni con El Caguán, ni con toda la fuerza de los ocho años de guerra del presidente Uribe. Ellos no se sienten vencidos, a pesar de que el gobierno pasado nos habló mil veces de que estábamos en el principio del fin de la guerra.

Creo firmemente que “es mejor una paz con un alto costo, que una guerra con un costo infinito”, como ha sido hasta hoy en los 50 años de conflicto interno. Yo no sé a qué acuerdos en detalle llegarán en este diálogo actual, si habrá mucha o poca impunidad, si devolverán tierra o no, si los guerrilleros llegarán al congreso o no. (No habrá mucha diferencia entre uno de la guerrilla y un político corrupto, como son muchos de los actuales senadores y representantes, o como los que están en La Picota). Lo que creo es que ya estamos cansados de tanta guerra, que nos ha costado muchos muertos, muchos puntos del PIB durante años, y que seguirá costando igual o más si nos seguimos echando bala. Por lo demás, lograr lo que se propone la guerrilla, hoy es más fácil por medio de la participación en política, por la democracia, con los votos, que por la guerra.

Y si no, que lo diga el comandante Ortega de Nicaragua, que luchó, siendo guerrillero,  contra las barbaridades y excesos de Somoza, el dictador, y hoy es igual a él: dictador, queriéndose reelegir a perpetuidad, y con su familia enriquecida con el dinero y con el poder. Lo que pretendió con la guerra, hoy lo consigue con los votos: mucho más fácil.

Un amigo, Helmer Bejarano, acotó en días pasados un comentario mío en Facebook, lo siguiente: “Supongamos que Uribe y Zuluaga llegan al poder, no negocian con los guerrilleros sino que a cualquier precio hacen la guerra y la ganan. Como no quieren impunidad ni perdón para los vencidos, los capturan, pero para condenarlos y encarcelarlos lo lícito es que deben actuar de acuerdo con la constitución y las leyes colombianas y el respeto de los derechos humanos”.

“Esto significa que deben someterlos a un debido proceso, es decir los deben juzgar de acuerdo con las normas jurídicas vigentes. Las preguntas a responder son: siendo alrededor de 20.000 juicios, y conociendo la congestión actual, ¿en dónde está la cantidad de jueces que se requieren? ¿Cuánto tiempo van a tomar estos procesos judiciales? ¿Cómo se van a cumplir los términos para evitar tener que dejarlos libres?  Conociendo el estado actual de hacinamiento en los centros de reclusión, ¿en dónde están las cárceles para llevarlos a que cumplan las penas?”.

Mi humilde y desapasionada opinión, dice Helmer, y yo estoy de acuerdo en ello, es que Santos está haciendo lo que más le conviene al país, es decir buscando una negociación lo menos traumática posible, haciendo algunas concesiones que como es inevitable, que conllevan algún tipo de impunidad, pero por supuesto conservando la autoridad y los principios fundamentales que rigen nuestra democracia.

Ahora sigo con mi pensamiento: prefiero este país sin guerrilla, invirtiendo ese dinero que hemos gastado tratando de acabarlos en la lucha contra otros males del país, como el atraso en infraestructura, carreteras, puertos, aeropuertos; en el crecimiento de la agricultura verdaderamente en grande; en la lucha contra la pobreza, el desempleo, el subempleo; en la moralización de las instituciones, el congreso, la justicia, el ejecutivo, los alcaldes; en terminar el narcotráfico legalizando la droga, como existe en varias partes del mundo, y como se va generalizando con la marihuana, que era una lacra cuando sólo se producía aquí, pero que ahora es hasta benéfica para la salud, cuando ya se produce en EE.UU. y en Europa y en otros países. La droga es un problema de salud principalmente, y así se debería tratar. Yo no voy a consumir cocaína porque sea legal. Simplemente no la uso por sus males, no por su prohibición.

Es que la hipocresía en el mundo, y también en Colombia, hablando de la guerrilla, es de unas magnitudes impresionantes. La presidenta del Brasil se enoja con los gringos por las “chuzadas” de ellos, pero son legítimas cuando las hacen ellos mismos, los brasileros, con Rusia, Irán, etc. Y todo esto se puede decir de todos los países del mundo. Es igual el problema con las armas, con la droga, con la información, con la tecnología, con los Wikileaks, con los Snowden, todos se creen con los derechos para sí, pero no reconocen los de los demás.

Igual pasa con la guerrilla y con todos los gobiernos colombianos. Se desconocen las injusticias, pero no se reconocen los derechos de las minorías. Lo mismo, todos reclamamos nuestros derechos, pero no reconocemos ni cumplimos con nuestros deberes. La guerrilla dice defender al pueblo, pero ataca principalmente las poblaciones pobres de este país.

Yo prefiero apoyar el actual proceso de paz, esperando a que se llegue a un acuerdo, lo menos humillante para todos, pero que nos lleve, por fin, a centrar nuestros esfuerzos en algo distinto de fortalecer el ejército, las armas, la fuerza. Pienso en el país hacia adelante, y creciendo para el bien de todos, ahorrando el dinero que hoy gastamos en la guerra, invirtiéndolo en educación, en recreación, en turismo, en vivienda, en los pobres, en agua potable.

Creo firmemente, que este país va hacia la ruina total, si a todos los males actuales, la corrupción, el principal de ellos para mí, repito, si a todos los males le sigue más guerra, más odio, y si nos desgastamos en pelearnos, cada cual para su lado, en vez de unir esfuerzos en ir para adelante, en tener grandeza, en tener generosidad. Voto por terminar la guerra, por crecer, por la dignidad, con la unión de los colombianos.

Estaba listo a publicar este blog, cuando conocí la noticia del acuerdo sobre participación política en La Habana entre el gobierno colombiano y la guerrilla. Qué mejor noticia para corroborar mis ideas aquí expuestas. Es mejor mil veces llegar a estos acuerdos, nunca antes alcanzados, que luchar y pelear, y echar bala, y difamar, y no colaborar, y armarnos durante 50 años más, y odiarnos. ¡Felicidades, Colombia! ¡Vamos bien, mejor que nunca! ¡Me alegro profundamente y siento mi alma en paz!


Un abrazo,

ALBERTO BERNAL TRUJILLO
e-mail: negocios.alberto@gmail.com
Blog:  http://condoreslibres.blogspot.com/

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