LOS DEBERES HUMANOS
Subachoque, octubre 3 de 2013
Hola,
amigos:
Muchas
de las acciones de las personas hoy en día, se limitan a reclamar sus derechos,
sus DERECHOS HUMANOS. Es decir, todos tenemos derechos, pero parece que no
tuviéramos DEBERES HUMANOS. Considero que por cada derecho, existe un deber. Si
alguien tiene derecho a la vida, yo tengo el deber de respetársela; si una
persona tiene derecho a la salud, el médico tiene el deber de buscar su cura;
si tenemos derecho al trabajo, el empleador tiene el deber de pagarnos lo
justo.
Veamos
para empezar, los artículos iniciales de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos: Toda persona tiene los derechos y libertades
proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo,
idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional
o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no
se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o
internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona,
tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo
administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación
de soberanía.
Existen muchos derechos
consagrados allí, como la vida, la educación, la salud, la familia, la vivienda
digna, la alimentación, el trabajo, un juicio justo, la no esclavitud, que
están basados en la ley natural, o adoptados por la ley positiva; y al filo de
estos días, parece que los deberes se hubieran abolido y únicamente quedaran
los derechos.
En contraposición a esta verdad,
podemos pensar que exista la Declaración Universal de los DEBERES HUMANOS. Por
cada derecho a exigir, existe un deber a cumplir. Para el derecho a la
vida, el deber de respetarla; para el derecho a la salud, el deber
de curarla; para el derecho a la educación, un maestro que enseñe;
alguien que exige un derecho tiene a otro cumpliendo un deber, ya sea una
persona, una institución, un estado.
Si un joven de 15 años es sujeto
capaz de cometer crímenes atroces, el estado se ve en ciertos casos
imposibilitado para cumplir el deber de castigarlo, por tratarse de un menor de
edad. Es incomprensible que si con todas sus facultades mentales, el joven puede
elegir el camino del crimen, el estado se vea impedido a elegir el camino del
castigo, con toda justicia. El joven no cumple con el deber de respetar
una vida, pero exige el derecho a no ser castigado por su condición de
menor.
Y no entro a analizar las
motivaciones que tenga quien no cumpla un deber para obrar de esa forma; ese es
un problema que podemos pensar en alguna ocasión futura; ese no es el motor
para mi comentario de hoy. En el caso anterior pueden influir mil
circunstancias, como la desintegración de la familia, las comunicaciones, la
soledad de los adolescentes, el sexo prematuro, la falta de educación, las
malas amistades. No entro a juzgar hoy ese aspecto, sólo me refiero al
incumplimiento de nuestros deberes.
Yo entiendo que en la cultura
oriental como en el Japón, el concepto del derecho no se introdujo sino hasta
hace muy poco tiempo, pues ellos tenían muy arraigado el concepto del deber. Y
ellos tienen muy alto concepto de la familia, del bien de la comunidad, antes
que la sola exigencia de sus propios derechos. Y los pensadores antiguos como
Platón o Aristóteles hacían énfasis en el bien común; lo mismo podríamos decir
de algunos padres de la Iglesia Católica, San Agustín de Hipona, Santo Tomás de
Aquino, entre ellos, o los Papas en sus encíclicas.
Es claro que se tenga el derecho
a una huelga, a una protesta hacia el estado reclamando unos derechos, pero eso
no impide que se cumplan los deberes establecidos; en muchas protestas en
nuestras carreteras, legítimas ellas, existen desmanes como no cumplir el deber
de respetarle a un camionero su derecho al trabajo, y le queman su
vehículo. O no respetar el derecho de la comunidad a desplazarse por las
carreteras, o impedir el derecho de los niños a estudiar, o negar el derecho de
un pueblo a abastecerse de alimentos. ¿Será justo, comprensible, que se reclame
un derecho legítimo, violando un deber?
Un policía que cometa un
desafuero en el cumplimiento de sus labores, tiene qué ser castigado; pero vale
la pena analizar ejemplos recientes vistos en paros agrarios y estudiantiles,
por ejemplo; hay excesos de fuerza por parte de la fuerza pública, e igualmente
hay excesos por parte de los que se manifiestan, con piedras, bombas, balas, de
parte y parte. ¿Es válido juzgar tan duro a la policía y tan blando a los manifestantes
que cometen excesos? Un deber de quien reclama los derechos es también respetar
la integridad de los policías. Detrás de cada derecho existe un deber para
cumplir.
Pensemos en esto: los policías y
los delincuentes en su gran mayoría, viven en el mismo barrio, han sido
compañeros de escuela, sus familias se conocen, sus hermanos son amigos, tienen
las mismas raíces, y son humanos, no son de palo, se enojan, sienten, lloran,
sufren; entonces, podemos ser un poco más indulgentes con los policías, y menos
laxos con los que no cumplen con su deber, contrario a lo que estilan, por
ejemplo, muchos noticieros en el mundo, tan dados a hacer crónica roja para
lograr sintonía. Juzguemos con el mismo rasero, pensando en que los únicos que
deben cumplir sus deberes no son los integrantes de las fuerzas legítimas del
estado, sino que todos estamos obligados a hacerlo.
No sobra recordar que el derecho
de uno termina donde empiezan los derechos de los demás, o lo que es igual, los
deberes de uno empiezan donde empiezan los derechos de los demás. Como ejemplo
corriente, el derecho de un paparazzi al trabajo termina donde empieza el
derecho del artista a su privacidad; este fotógrafo también tiene deberes qué
cumplir, y debe ser respetuoso en la vida de los famosos.
En un semáforo de nuestras
ciudades se para un vehículo BMW y es abordado por un joven que ofrece limpiar
su parabrisas; si el conductor no acepta, es común que el vehículo sea dañado,
reclamando intrínsecamente su derecho al trabajo, pero sin cumplir el deber de
respetar a su posible cliente. Y esto aparte de cualquier motivación que tenga
para hacer daño, esa no es la consideración que quiero hacer hoy. Sólo insisto
en el aspecto de los derechos y los deberes. Y no se crea que yo soy el dueño
del BMW, pues ya hoy ni siquiera uso un Reanult 4 como el del papa Francisco.
Un niño tiene el derecho a
estudiar y un papá tiene el deber de pagar por este servicio, si escoge hacerlo
en un colegio privado. Pero cuando éste no puede o no quiere pagar, el derecho
de hacerlo se suspende, pero no se puede suspender el derecho del niño, aun
pudiendo estudiar en un colegio público gratuito. ¿No parece un poco injusto?
Se distorsiona el concepto de que a cada derecho se contrapone un deber. Se
crea la cultura de que sólo prevalecen los derechos, pero no se exigen los
deberes.
Es simplista esta afirmación que
sigue, pero parece que todo se está reduciendo en la sociedad de hoy al reclamo
de los derechos, sin dar cumplimiento cabal a los deberes, y sin conocerlos siquiera.
Vemos a diario cómo detrás del derecho al trabajo con el estado, algunos
contratistas se roban el dinero de los impuestos para beneficio propio, sin
cumplir con los deberes de un trabajo honrado y responsable. Podríamos pensar
en múltiples ejemplos de reclamos justos de nuestros derechos, pero así mismo
también lo podríamos hacer para ejemplos de incumplimiento de nuestros deberes
a diario. Y para terminar, insisto en algunos deberes incumplidos por muchos de
nosotros, y con alguna frecuencia: el de votar (que también es un derecho), el
de pagar los impuestos, el de vender con IVA, el de comprar con IVA, el de no
manejar estando alicorados, el de reciclar las basuras o separarlas en bolsas
diferentes, el de respetar las colas, etc.
Un
abrazo,
e-mail: negocios.alberto@gmail.com
Blog: http://condoreslibres.blogspot.com/
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