MI
MUERTE
Bogotá, mayo 13 de 2015
Con la reglamentación por
parte del Ministerio de Salud de Colombia de la eutanasia, me he puesto a
pensar en el tema. En mi familia, siempre ha existido la costumbre de tratar
algunos temas delicados como la muerte, la vejez, los ancianatos, el entierro
propio, que a veces se omiten por temor a ofender sentimientos de los miembros
de familia.
El deterioro de la salud es
muy complicado para el paciente y para las personas que tienen que atender al
enfermo, ya sea la propia madre, un hijo, o cualquier persona cercana en el
corazón. Demanda muchas energías, en muchos casos deteriora las relaciones, se
resiente el patrimonio, en fin, causa algunos problemas, que pueden ser graves.
Pienso, por ejemplo, que
cuando yo estuviere en condiciones deterioradas de salud, y que no pudiera ir
al baño a ejercer mis funciones fisiológicas por mí mismo, sino con ayuda de
alguien, y con absoluta dignidad, ese será el momento de morir, pues mi vida no
sería digna de ser vivida.
Analizando en conciencia
esta posible situación, he hecho una declaración autenticada en la notaría 63
de Bogotá, que copio enseguida, en la que dejo constancia de mis deseos en caso
de no poder vivir en plenitud de mi salud.
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Bogotá,
Mayo 6 de 2015
D E C L A R A C I O N
Yo,
ALBERTO BERNAL TRUJILLO, con cc. 14.434.890, natural de Medellín, nacido el 12
de mayo de 1944, en pleno uso de mis facultades físicas y mentales, expreso y
dejo constancia de mi deseo frente a la posibilidad de estar viviendo en
condiciones de salud que no me permitan ejercer mis funciones físicas o de
depender de otras personas para poder estar vivo.
Estoy
convencido de que en mi vida las acciones que he tomado han dependido única y
exclusivamente de mi voluntad, por lo que cada una de mis acciones fueron
producto de mis decisiones erradas o acertadas; por tanto pienso que la
decisión de vivir o no, también depende de mi deseo de hacerlo voluntariamente.
Es
muy difícil, por no decir imposible para mí, entender que el creador de la
vida, de la naturaleza, sea un Dios eterno, sin principio, y que sea real;
aunque su eternidad hacia el final pueda ser para mí algo más inteligible,
aunque no certero. Es posible que exista ese Dios, tampoco lo niego, pues mi
inteligencia no me permite tener argumentos para afirmar lo contrario, pero un
ser sin principio no lo logro entender, por tanto, la relación que me enseñaron
mis padres frente a la dependencia de un ser superior en mi vida, y aquello de
que “no se mueve una hoja sin su consentimiento”, no lo entiendo, pues también,
al mismo tiempo, me enseñaron que “Dios no hace nada malo en ti, sólo desea
cosas buenas”.
Y
lo que muchas veces me he cuestionado en mi vida: “Todo lo bueno viene de Dios,
y al contrario, todo lo malo es porque yo lo quise y lo decidí, por tanto es mi
responsabilidad”, o sea, todo lo bueno es de Dios, y todo lo malo es mío,
tampoco lo acepto.
Por
las anteriores consideraciones, creo que la voluntad de morir o de vivir es
personal, es un derecho, no un deber, y por eso mismo deseo que si por alguna
razón de deterioro físico o mental, me encontrare en condiciones de no poder
decidir por mí mismo sobre los procedimientos a seguir, dejo escrito mis deseos
para estas circunstancias:
- 1. Estoy afiliado a la entidad DMD, Derecho a Morir Dignamente hace más de 25 años, como consta en mi carnet de afiliación que adjunto en este documento como copia del mismo. Esa entidad está plenamente autorizada para ayudar a mi familia en caso de encontrarme en situación de peligro de muerte por enfermedad, en la parte legal, médica, sicológica, etc.
- 2. Deseo que mi vida termine, ya sea por mi propia voluntad o con ayuda de personas de mi entorno médico o familiar, en caso de no estar en todas mis capacidades mentales o físicas.
- 3. Autorizo a las personas de mi entorno médico o familiar para aplicar paliativos para aminorar el dolor físico en caso de enfermedad.
- 4. Autorizo a las personas de mi entorno médico o familiar para aplicar activamente la eutanasia, ya autorizada por la ley colombiana, y dar por terminada mi vida en caso de que no tenga probabilidades mínimas para seguir con mi vida en condiciones dignas y de buena salud.
- 5. Soy donante de órganos, por tanto, si alguna parte de mi cuerpo puede ser utilizada para dar mejor calidad de vida a otros, las personas que estén a mi lado, de mi familia o de mi cuerpo médico, están autorizadas para que los procedimientos necesarios para hacerlo sean realizados.
ALBERTO
BERNAL TRUJILLO
cc.
14.434.890 de Cali
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Un abrazo de amigo,
ALBERTO BERNAL TRUJILLO
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