miércoles, 16 de julio de 2014

CADENAS


CADENAS

Bogotá, julio 16 de 2014


En un día de estos, en cualquier día, estando en el restaurante El Solar, en las partidas para Guasca y Sopó, cerca de Bogotá, cuyo dueño, Aníbal Llano, un escultor, un bohemio, un poeta, un escritor, un cantor, un mejor amigo, tiene la costumbre de escribir en sus paredes… y en cualquier parte, me encontré allí plasmados sobre una pintura blanca estos sus versos, que me encantaron, con el título “CADENAS”:

 

¿Cuántas miles de voces

que brotaron

de otros miles de labios

extinguidos

le habrán dado

la vida a mi palabra?

 

¿Cuántas jornadas

de luchas cerebrales

sucedieron en los campos infinitos

para que floreciera

en mi cerebro

el pensamiento?

 

¿Cuántos siglos

de caminar cansado

sobre fugaces muchedumbres

fueron estrictamente

históricos

para que simplemente      

disfrutara yo este instante?

 

Desde el día en que los leí, pasan por mi pensamiento no sé cuántas preguntas sobre mi propia existencia. “¿Cuántos siglos de caminar cansado sobre fugaces muchedumbres fueron estrictamente históricos para que simplemente disfrutara yo este instante?”

 

¿Y por qué estoy en este mundo, yo, y no otro, en mi lugar? Soy yo, pero pudo ser otro, igual o distinto, pero otro. ¿Cuántos siglos de caminar cansado tuvieron que pasar para que yo simplemente disfrutara este instante? ¿Y a qué vine? ¿Y quién soy? ¿Y cuál es mi destino, mi fin, mi misión? Porque si soy, debo ser alguien, responder por mi presente, por mi futuro, ya que mi pasado está parado sobre miles de voces que brotaron de otros miles de labios extinguidos que le dieron la vida a mi palabra.

 

Y detrás de mí se suceden hechos similares, y vidas iguales que han empezado hace muchos siglos de caminar cansado, pero que florecieron por mi ser, y que repetirán a su vez hasta el infinito la sucesión de vidas, de “yoes”, de otros, con misiones distintas, y con responsabilidades de cada uno para ser compartidas con los siguientes seres de vida.

 

Es ahí donde entra mi pensamiento a pensar, mi vida a vivir, mi ser a existir. Si yo soy yo y no otro, que pudo ser, pero que no fue, mi vida no puede ser intrascendente, por lo tanto debo ser responsable y dejarle algo al mundo, muchas verdades, muchos actos, para que sean la base de otras vidas dignas de vivirse a su vez. Yo no puedo pasar por el mundo sin mi conciencia, sin ser consciente de que mis actos son parte de la vida de otros que en mundo están a mi alrededor, para bien o para mal, pero mejor que sea para bien, con pleno conocimiento y con total responsabilidad de esta verdad.

 

Yo estoy inmerso y concatenado a la vez con muchas otras vidas, con muchos otros seres, con muchos otros yo, y vivimos al unísono, y somos parte de la sinfonía de la vida, y por ser una sinfonía, tenemos la obligación de no desafinar la orquesta, de tocar la mejor música para nuestras vidas, para que al final, hayamos construido una pieza musical que sea verdaderamente inmortal y digna de ser vivida.

 

Mi vida sucedió porque en algún momento mis padres se conocieron, y en algún otro momento, por su amor me concibieron, y aquí estoy, yo y no otro. Si a la vez pienso en siglos más atrás, por la acción de alguien más, yo vivo y hoy estoy escribiendo mi vivencia. Y por mí y mis acciones, otros viven y existen mis nietos, y mis pensamientos quedarán por ahí, volando, ya escritos, ya dichos, ya pronunciados, pero ahí, vivos para siempre.

 

Y con cada renglón que transcribo, con cada pensamiento que pienso, siento más responsabilidad de ser trascendente, de hacer parte viva del mundo, de mi reto y de mi obligación de ser para otros, de ser para el mundo, en la medida en que sea capaz de hacerlo, con mis propias capacidades puestas al servicio de los demás.

 

Hoy me siento más hombre, más humano, mejor ser, más realizado pero con más peso para cargar, aunque con más felicidad de hacerlo. Un poco, como todo en la vida, gracias a mi amigo Aníbal, porque sus palabras me llegaron al alma, y porque él también hace parte de mi propia existencia.

 

Un abrazo de amigo,

 

 

ALBERTO BERNAL TRUJILLO



 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario