miércoles, 13 de agosto de 2014

EL ORDEN DE LAS PREGUNTAS

EL ORDEN DE LAS PREGUNTAS
Bogotá, agosto 13 de 2014

El mundo está un poco loco, o mejor, siempre ha sido un poco loco, un muy perdido, un mucho descoordinado, un más frustrado, y una de las razones para que eso suceda es el egoísmo humano, pues pienso que si esta forma de ser cambiara un poco, este país y el mundo serían más amables, más vivibles, y más agradable sería la vida.

Hay miles de personas que defienden hoy, por ejemplo, a la gente de La Guajira por su situación de indefensión frente a la supervivencia, por la sed que sufren, por su desnutrición, por su atraso económico, por su pobreza legendaria, pero quiero que pensemos un poco en las causas de que esa realidad exista frente a nuestros ojos.

Para empezar, yo no estoy en desacuerdo en que mitiguemos la sed de los guajiros, o en que mejoremos la vida de cualquier habitante de este país que esté en condiciones difíciles, pero sí estoy en franco desacuerdo en la reacción de sus habitantes, clamando por que todos los demás colombianos les arreglemos sus problemas, sin que ellos mismos sean los que tomen las iniciativas para solucionarlos. Y este caso se multiplica por mil, si detallamos las poblaciones del Chocó, o las del Cauca, o las de Nariño, o las de Urabá, o las de Arauca y Yopal, o las de cientos de pueblos de la costa caribe, o de nuestros campesinos del interior, o de los estudiantes de ciertas universidades como la de Antioquia, o muchos inmigrantes de las grandes ciudades colombianas

El común denominador de estos casos que nombro, están basados en el egoísmo, en su propia incapacidad para generar soluciones, en pensar que sus problemas son culpa de los demás, del gobierno, de su alcalde, de los vecinos, de sus padres, en fin, que son problemas exógenos, cuando cada uno de nosotros puede generar parte de la solución, y entre todos construir sociedades, pueblos más prósperos y así poder vivir en forma más amable.

Es que es tan fácil criticar, culpar a los demás, y tan difícil ser responsable, tan difícil hacer cosas… Y si no, que lo digan los que votaron por el alcalde Petro de Bogotá.

Igual que en la construcción de sociedad, todos somos parte de la solución, y es cierto que en nuestros problemas intervienen varios agentes, entre ellos el mismo gobierno, con su corrupción, las familias disfuncionales, la desidia de muchos, la ignorancia.

Es que el mundo anda loco, porque generamos problemas y no soluciones. Ahora, cuando digo todo lo anterior, es fácil caer en la generalización, y ya sabemos que en todas partes hay gente que trabaja arduamente en las pequeñas sociedades por mejorar; y también existen personas absolutamente incapaces por sí mismos de sobrevivir solos, por sus impedimentos físicos, intelectuales, enfermedades, y otras causas; de ellos no estoy hablando. Generalizo cuando me refiero a grandes núcleos humanos que claman por ayuda, pero no entregan nada a cambio.

¿O será que los estudiantes de la Universidad de Antioquia, que en su gran mayoría son buenos ciudadanos, hacen todo lo que está a su alcance para sacar de su campus a los vendedores de drogas, o a los guerrilleros que promueven cosas distintas al estudio y extorsionan, o a las mafias que se apoderaron del espacio público de ese centro de estudios?

Cada vez que alguien solicite algo frente a sus gobernantes, a sus padres, a sus profesores, en fin, a sus superiores, lo primero que deberían preguntar éstos es: ¿Usted qué ofrece? Y luego, sí, preguntar: ¿Usted qué solicita?

Hablando del caso de La Guajira y su sed actual, lo lógico es que ellos mismos propongan soluciones antes que solicitar ayuda. Su gobernador, por ejemplo, podría iniciar su diálogo con el presidente:

Señor presidente, le propongo a usted sembrar 100.000 árboles en la alta Guajira y las cuencas de los ríos en los próximos doce meses, financiado con los dineros que recibimos de las regalías del carbón y del gas; le propongo denunciar y hacer una campaña contra los corruptos que durante años han acabado con esta tierra, y en un año llevar a la cárcel a los carteles de los contratos; le propongo mejorar la ganadería con técnicas que defiendan la tierra, y dejar las prácticas que por siglos hemos realizado y que acabaron con la agricultura y con los alimentos nuestros; propongo que lucharé con la justicia por acabar con el contrabando, que es nuestro modus vivendi, y en dos años nuestra cultura comercial será honesta, decente; le propongo acabar con las mafias que venden los alimentos que nos donan en nuestras catástrofes, y que cuidaremos de su distribución a gentes necesitadas, desde mañana mismo. Ahora, señor presidente, necesito que nos construya 50 pozos en el término de dos meses, para extraer agua del suelo y mitigar nuestra sed; necesitamos que nos ayude con acueducto para 20 poblaciones que hoy no la tienen; necesitamos refinanciación inmediata de créditos, con la seguridad de que en los plazos acordados, y con los trabajos conjuntos, honraremos nuestras deudas contraídas; necesitamos construir 30 colegios en dos años, para dar cabida a todos nuestros niños en sus aulas y mejorar nuestra calidad de vida. Hagamos juntos, en 50% y 50%, una planta de desalinización del agua del mar en un plazo de 18 meses, aprovechando la tecnología ya existente.

Si se planteara el problema en estas condiciones, es total la seguridad de que sus resultados serían fantásticos, rápidos, elocuentes y definitivos.

El egoísmo es la causa de que el mundo esté loco, de que nos destruyamos por causa de nuestras propias incapacidades, y de que estemos frustrados con tanta corrupción, con el despilfarro de tiempo, de dinero, de esfuerzos.

Mis preguntas, en consecuencia, son:

1 - ¿Qué aporta usted?
2 - ¿Qué necesita usted?

En ese orden.

Un abrazo de amigo,

ALBERTO BERNAL TRUJILLO



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