martes, 12 de julio de 2016

GANADERIA

GANADERIA
Bogotá, julio 12 de 2016

Hola, amigos:

Este asunto de la ganadería es en cierta forma apasionante para mí, lo conozco de primera mano, aunque no como ganadero, empezando por el hecho de que la carne de res me gusta, aunque no es la de mi preferencia. De modo que no soy enemigo por ser vegano, o vegetariano o demasiado cultor del excesivo cuidado de la alimentación como generador de buena salud. Considero que el éxito en una buena dieta consiste en comer de todo, pero poquito. Ni mucha ni poca sal, ni mucha ni poca grasa, ni mucha ni poca carne, ni mucha ni poca agua…

Pero creo que lo que voy a tratar hoy sí tiene qué ver con cada uno de nosotros y con la propia responsabilidad frente a la vida, a la tierra, al medio ambiente, a la producción de este país.

Hace algunas semanas, de paso por el Magdalena medio, observaba esas bellísimas tierras que en algún momento fueron escenario de guerrillas, de paramilitares, de abusos, y me llevé una gran decepción. Durante mucho tiempo en el recorrido, no se ve un solo cultivo agrícola, no existen cultivos como el maíz, el sorgo, la soya, la lenteja, el mango, la piña, el plátano, la naranja, el arroz, el algodón, la caña de azúcar, el cacao, el aguacate, productos de tierra cálida, aceptando que es posible que esas tierras no sean excelentes para algunos de los cultivos que menciono. Es desolador el panorama. Extensísimos terrenos en los que se ven escasamente algunas reses, tal vez una o dos por hectárea en promedio. ¡Qué desperdicio de tierras! Una de las zonas más bellas y productivas del país, perdida o subutilizada.

Hago una consideración al margen, pues el promedio de reses por hectárea en la ganadería en Colombia es bajísimo, como se ve en la tierra de la que hablo, y de lo cual fui testigo. Según un estudio de la universidad de Antioquia, “La ganadería bovina sigue manteniendo una gran importancia en el desarrollo socioeconómico del país, representa el 88% del total de la superficie agropecuaria nacional y conserva una participación cercana al 3,5% en el PIB.” (http://rccp.udea.edu.co/index.php/ojs/article/viewFile/89/88).

 

“A pesar de la necesidad que tiene el país de incrementar la frontera agrícola y reducir extensión de tierra dedicada a la ganadería, los resultados de la Encuesta Nacional Agropecuaria que realiza el Dane, señalan que en esta materia, el país va en contravía”. Son 30 millones de hectáreas, para 22 millones de reses, o sea un promedio de 0.73 reses por hectárea.

http://www.portafolio.co/economia/finanzas/colombia-aumenta-area-actividad-ganadera-51338. Un promedio paupérrimo para una buena producción de carne. Estamos desperdiciando terrenos en ganadería, sin aprovecharlos para producir alimentos diferentes.

 

Según lo que dice el estudio de la Universidad de Antioquia citado, no se entiende la relación entre el porcentaje de superficie con el porcentaje del PIB. Y concluyo que si se quiere llegar a una buena ganadería, es necesario pensar en tener el mismo número de animales en menor terreno, es decir, tener la producción confinada o estabulizada (en establos), o llegar a promedios entre 15 a 40 reses por hectárea, con optimización del terreno y de los pastos. Pero este no es mi tema de hoy, sino todo lo contrario.

 

El mundo entero demanda grandes cantidades de productos agrícolas, también de pescado, que pueden ser producidos en Colombia, entre ellos los que puse de ejemplo al principio del blog. Y muy pocos países en el mundo tienen la capacidad de producción que tiene nuestro país, por su variedad de climas, por la cantidad de agua en sus tierras, porque podemos producir los doce meses del año. ¿Entonces, por qué no invertimos la proporción en la utilización de los suelos? Que sea el 88% en agricultura, y no en ganadería. Lo que pasa es que ser ganadero es más fácil que ser agricultor, se maneja la finca con menos personal, se gerencia desde la ciudad, y algunas ventajas adicionales.

 

Invertir las prioridades me parece interesante. Yo me he puesto a pensar en cifras, y a mí no me dan esas cuentas, no me cuadra la vida. Observemos los siguientes datos, que son ciertos:

 

Una res consume unos 40 kilos de comida al día. En 4 años de vida promedio, (una res vive 20 o 25 años, pero se sacrifica a los 3 o 4, si es para carne). O sea, consume 40 x 365 x 4, igual a 58.400 kilos, 58.4 toneladas en su vida, 14,6 toneladas al año. ¡Cada res!

Es decir, consume en su vida 58.400 kilos, y nos devuelve 350 o 400 de carne, cuero, hueso, vísceras, grasa. ¡En cuatro años!

Si se cultiva maíz, por ejemplo, con dos cosechas al año en esas tierras, o hasta un poco más, dependiendo de las variedades, se siembran 20 kilos de semilla, (bueno, más abono, fertilizantes, etc.) y el terreno le devuelve 8.000 kilos en grano. Ocho tons. ¡En cinco meses! En cuatro o cinco meses. ¿Qué diferencia con el ganado, no?

En Colombia hay más o menos 22 millones de reses; restemos 3 millones que son para leche, o para doble uso, carne y leche, nos quedan 19 millones, lo que nos da un consumo diario de 19.000.000 x 40 kilos o sea 760.000.000 (¡setecientos sesenta millones!) de kilos, 760.000 toneladas diarias. ¡Diarias! Eso consume el ganado de carne en el país.

Para cargar esa cantidad de comida que consume el ganado, se necesitarían diariamente 25.333 tractomulas con capacidad de 30 toneladas cada una.

 

Yo me pregunto: ¿Qué tal que diariamente se sacaran 25.000 tractomulas con comida para todo el mundo y para nosotros mismos? Sería una maravilla. Dejando el ganado y cambiándolo por agricultura. Estos pensamientos míos de las 25.000 tractomulas ya son especulaciones, pues tendríamos que hacer los cálculos por producto, por hectárea, tener algo de ganado para consumo, mejorar la cantidad de reses por hectárea, y muchas consideraciones más. ¿Cuánta mano de obra utiliza la ganadería? Muy poca, comparada con la que utiliza la agricultura que podría sustituir este renglón, claro, dependiendo del producto.

 

La gran proporción de la superficie con vocación agrícola dedicada a una precaria ganadería extensiva ha explicado la baja productividad agrícola en Colombia, con consecuencias muy graves para el desarrollo humano y sustentable”. Conclusiones de otro estudio.

http://revistas.lasalle.edu.co/index.php/ca/article/viewFile/350/281

 

Bueno, también es importante saber que el ganado vacuno es el responsable del 18% del CO2 que se emite en el mundo, además del gas metano producido por sus excrementos y sus flatulencias. Sumémosle a estos datos el efecto de la deforestación para extender terrenos para la ganadería. En este estudio hay unas afirmaciones interesantes, que nos ponen por lo menos a pensar. http://www.vida-universal.es/nocomascarne/laganaderiaperjudicaelclima/index.php. Recomiendo leerlo, para tomar conciencia:

 

·        Si todos los seres humanos fuesen vegetarianos, se podría controlar el calentamiento global”.

·        La contribución de la cría de ganado vacuno al efecto invernadero es de una magnitud similar a la contribución de todo el tráfico mundial de automóviles.”

·        Para producir un kilo de carne de vacuno se emiten 6,5 kilogramos de dióxido de carbono, mientras que para un kilo de verdura sólo 150 gramos de CO2”. 

·        “Más de la tercera parte de todas las materias primas y de los combustibles fósiles en los EE.UU. se utilizan para la crianza de animales destinados al consumo humano”.

 

Estos cálculos y estas ideas nos pueden servir para repensar nuestro uso de la carne, como consumidores, para mejorar el uso del suelo de parte de las entidades del sector, y para replantear la forma de producir carne por parte de los ganaderos. Como país, ¿no será mejor importar carne de res, y producir y consumir otros alimentos, otro tipo de carnes, pescado, mariscos, camarones, pollo, pavo, aprovechando todos nuestros recursos? Yo creo que sí. Por lo menos, como personas, deberíamos reconsiderar nuestro consumo de carne vacuna por todos los problemas que nos causa su producción. Es problema que nos ataña a cada uno de nosotros.

 

Un saludo de amigo,


ALBERTO BERNAL TRUJILLO

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