domingo, 15 de mayo de 2016

EMPLEO INFORMAL

EMPLEO INFORMAL
Bogotá, mayo 16 de 2016

Hola, amigos:

En una página de Portafolio (http://www.portafolio.co/mis-finanzas/ahorro/ciudades-pais-informal-supera-80-104678) leo lo siguiente sobre el empleo en Colombia: “…En ambos casos, todo apunta a que no más de cuatro de cada diez trabajadores gozan de un puesto formal, lo que condena a los otros seis, de entrada, a un ingreso inferior”. 

Asegura, así no más, sin ruborizarse, que seis de cada diez trabajadores colombianos tienen menores ingresos por el solo hecho de ser informales, lo cual no es cierto. La informalidad no es la causa de bajos ingresos, así como la formalidad del empleo tampoco es la causante de grandes ingresos. No se puede escribir con esa esa irresponsabilidad y afirmar cosas que no son una realidad. Pablo Escobar no tenía un empleo formal, y no estaba propiamente en la ruina. 

El empleo formal es el que tiene como respaldo un contrato de trabajo entre el empleador y el trabajador, y en el que éste goza de todos los beneficios y obligaciones de ley, como son las prestaciones sociales, el pago de impuestos, la salud, etc. El empleo informal es, por el contrario, el que no cumple los anteriores requisitos.

 

Existen muchas causas para el empleo informal, y en ellas están involucrados como ejemplo, los empleadores que son explotadores de las necesidades de la gente, pero también existen los trabajadores que prefieren este sistema de trabajo, porque les reporta beneficios distintos a los que recibe con un empleo formal, como el poder disponer de su tiempo sin depender de un patrono; estar cerca de su familia, de sus hijos, de sus padres; tener mayores ingresos que el que ofrece el mercado laboral; disfrutar de la pereza; tener facilidad para cambiar de domicilio, de ciudad de residencia.

En alguna ocasión propuse en mi familia disponer de una sola persona para el servicio doméstico en tres casas distintas, en vez de tres empleadas, para que pudiéramos pagarle un salario mejor, y aportar las prestaciones de ley, cesantías, salud, afiliación a pensión, y una de las respuestas para no llevar a cabo mi propuesta fue que a las empleadas no les interesaba la forma de trabajo, porque se tenían qué desafiliar del Sisbén, (Sistema de Selección de Beneficiarios Para Programas Sociales) sistema colombiano que protege a las personas de estratos sociales bajos, aportando la salud, y ciertos subsidios y beneficios de vivienda, estudio, etc. Esta es otra de las razones por las que algunas personas no se formalizan en el empleo, porque pierden beneficios del estado, porque dejan de mamar la teta del estado (algunos), como el caso expuesto.

No todos los trabajadores informales quieren formalizarse. Entre los empleos informales se cuentan casi todos los tenderos, que atienden su negocio, por ejemplo, en su propia casa, y del que vive su familia con estos ingresos. También están las prostitutas, y algunas de ellas están en ese negocio no por necesidad, sino por gusto, y estoy seguro que no querrán cambiar su forma de vida y de trabajo. Entre los que prefieren la libertad para ejercer su trabajo, y que son informales, están algunos vendedores ambulantes, o loteros, vendedores de cacharros, dueños de puestos en plazas de mercado, taxistas independientes, dueños de puestos en nuestros “sanandresitos”, narcotraficantes, artistas callejeros, emboladores.

Y también en estos ejemplos de informalidad existen profesionales como abogados, escritores, diseñadores, contadores, internautas, médicos, farmaceutas, ingenieros, arquitectos, modistas, cantantes, bailarines.

Un trabajador independiente, de cualquier clase, tiene la oportunidad de formalizarse, aportando a los sistemas de salud, pensiones, pagar impuestos y acceder a la banca, por ejemplo, si quisiera. Este beneficio u oportunidad no son exclusivos de los que gozan de un contrato laboral.

Lo que quiero resaltar es que en las estadísticas de empleo en Colombia particularmente, y en otros países con alto porcentaje de informalidad, se hace énfasis en que el 50%, 60% o más del empleo, es informal, y nos dolemos por esta realidad. Eso está bien, en principio, pero a este dato debemos restarle un número muy grande de personas que están en esa situación porque así lo quieren, no porque estén discriminados. A un número alto de trabajadores no les interesa salir de la informalidad por diversas razones, ya lo comenté antes, y no siempre formalizarse o tener un empleo estable significa aumentar sus ingresos.

O sea, lo afirmo, la formalidad en el empleo no es buena en sí misma, así como la informalidad no es mala de por sí. Como todo en la vida, y como dijo Ramón de Campoamor: En este mundo traidor, nada es verdad ni es mentira, todo es según el color del cristal con que se mira. Las estadísticas sirven para todo, y se pueden interpretar de mil formas, de acuerdo a nuestro propio criterio, a nuestros intereses personales, a la manera como se quiera manipular a los lectores (en el caso de Portafolio que cité antes), en fin, a múltiples razones.

La centrales obreras deberían luchar más por mejorar entre sus afiliados y no afiliados la costumbre del ahorro, los  aportes a los sistemas de pensión, de salud, de seguridad general, lo que mejora la calidad de vida de cada uno de ellos. Y con mayor énfasis entre las personas trabajadoras que son independientes o informales.

A mí no me asustan esas estadísticas de informalidad. Lo que me asusta es la corrupción y la violencia, que no nos dejan prosperar, la explotación infantil, el uso de las drogas, la degradación de la familia, la politiquería, los malos políticos, todas causas de que los ingresos de los colombianos sean bajos en general. De modo que lo que nos debe asustar no es la informalidad, sino los bajos aportes para una vida mejor, que pueden hacerse desde allí, como el ahorro personal, los aportes a pensión, el pago de impuestos. Son costumbres sanas, y que se pueden hacer en la medida de sus capacidades económicas.

Un abrazo de amigo,

ALBERTO BERNAL TRUJILLO

e-mail:negocios.alberto@gmail.com
Blog: 
http://condoreslibres.blogspot.com

sábado, 7 de mayo de 2016

EL CAFE COLOMBIANO

EL CAFÉ COLOMBIANO
Bogotá, mayo 7 de 2016

Hola, amigos:

El precio de los commodities o materias primas en el mundo son susceptibles de variaciones permanentes por muy disímiles circunstancias, como lo vemos con el petróleo, que varió en pocos años de us$ 150 el barril, hasta llegar a us$ 20 o 25 hace pocos días.

 

Con el café pasa igual, y me pregunto: ¿Cómo hace la Federación de Cafeteros de Colombia para trazar sus políticas frente a los mercados mundiales, y para definir si el negocio es rentable o no para los cultivadores colombianos?

 

Tengo un cuadro comparativo, basado en cifras de los precios del dólar, del salario mínimo y del precio del café, históricamente, apoyándome en las siguientes páginas de internet:

 

http://www.federaciondecafeteros.org/particulares/es/quienes_somos/119_estadisticas_historicas/

http://dolar.wilkinsonpc.com.co/dolar-historico/

http://www.officeformats.com/2013/01/historico-salario-minimo-en-colombia-desde-1950/

1

2

3

4

5

6

7

AÑO

PRECIO LIBRA

de CAFÉ

en dólares

VALOR DÓLAR

en pesos

PRECIO   LIBRA

de CAFÉ

En pesos de la época

SALARIO MINIMO En pesos

SALARIO MINIMO En dólares

PORCENTAJE

de una LIBRA DE CAFÉ SOBRE el SALARIO MINIMO

 

 

 

 

COLUMNA 2 

multiplicado por

COLUMNA 3

 

COLUMNA 5

dividido

COLUMNA 3

COLUMNA 4

dividido COLUMNA 5

1951

0.60

2.50

1.50

60

24

2.50 %

1954

0.91

2.50

2.28

60

24

3.80 %

1977

3.19

36.50

116.68

1.770

48

6.59 %

1984

1.50

94.47

142.01

11.928

126

1.19 %

2016

1.24

3.000.00

3.720.00

689.454

230

0.53 %

 

Lo que veo al comparar cifras, es que hoy, el precio del café, en términos de salario mínimo, vale casi CINCO veces menos que hace 65 años (1951) – (Columna 7). Si lo comparamos con las épocas de bonanza de los años 70, vale SIETE veces menos (1977).

 

Si hiciéramos la comparación en capacidad adquisitiva del dólar, probablemente llegaríamos a conclusiones muy parecidas. ¿Qué se compraba en el año 1951 con un dólar, y qué se compra hoy con un dólar? Un salario mínimo de hoy en Colombia, son 230 dólares, comparados con los 24 dólares que era el salario mínimo de 1951.

 

Sobre esto y sobre otros aspectos, con datos en la mano, se puede demostrar casi cualquier cosa, y encontrar algunas sorpresas. Las estadísticas dan para todo. Pero yo me hago estas preguntas:

 

¿La Federación de Cafeteros no fue creada para ayudar a los caficultores del país?

 

¿Entonces, por qué ese deterioro del precio del café en los días presentes, y por consiguiente, los resultados como negocio agrícola?

 

¿Es que no es posible defender el precio en los mercados mundiales?

 

¿Por qué se siembra aún tanto café en Colombia, con un precio tan bajo en el exterior?

 

¿Valdría la pena sustituir, por ejemplo, la mitad de los cultivos de café en el país, por otros cultivos más rentables, como los frutales, el aguacate, los cítricos, y otros más? Y viendo cómo se quejan siempre los cafeteros, con o sin razón, pues sería un buen trabajo de los agricultores, apoyados por varias de las Federaciones agrícolas, incluyendo a Federacafé.

 

Creo que uno de los grandes esfuerzos que tendría qué hacer Federacafé es lograr colocar este café con un plus adicional en mano de obra, como lo hace su negocio de Juan Valdés, adonde yo creo que se deberían enfocar los esfuerzos de mercadeo. Y ayudar a empresas como Colcafé, y otras similares, que también exportan productos con una mano de obra nacional incorporada en sus productos.

 

Lo anteriormente visto en el cuadro, es que los grandes países del mundo, los más ricos, como son los europeos y los EE.UU., como principales compradores de café colombiano, son, como sucede con tantas otras cosas, los dueños de los precios, los que propenden con su fortaleza a que los países productores materias primas o commodities como el café vean reducidos sus ingresos, a cambio de las riquezas de los países fuertes y dominadores en los mercados. Es una constante a través de los tiempos, ya es cosa sabida. Pero vale la pena reflexionar sobre este problema, y ser conscientes de nuestras limitaciones, pero también de nuestros objetivos como país.


Un abrazo de amigo,

ALBERTO BERNAL TRUJILLO