HIDROITUANGO
Bogotá,
febrero 8 de 2019
Hola,
amigos:
Yo
vuelvo a escribir sobre nosotros mismos, sobre nosotros como colombianos, sobre
nuestras condiciones humanas, algunas de las cuales no me gustan, no las
entiendo, o en ocasiones se convierten en materia de hipocresía.
En
estos días, mejor dicho, desde hace ocho o nueve meses que sucedió el
taponamiento de los túneles en Hidroituango, dos por voluntad de los
constructores, y el último por derrumbe interno, venimos hablando de la
tragedia en esa zona de Antioquia, y he oído palabras y razones en todos los
sentidos, desde muchas sensatas, hasta sandeces y tonterías, creyendo muchos
que son técnicos en represas para hidroeléctricas.
¿Qué
se cometieron errores en la construcción de la represa? Es probable que sí, y
mucho lo han explicado sus funcionarios, entre ellos el gerente de EPM, con
gran responsabilidad frente a los medios de comunicación, reconociendo esos
errores. Yo creo, por deducción de opiniones respetables, que se apresuraron a
cerrar los dos primeros túneles, presionados por ciertas circunstancias de
retrasos en la obra y queriendo no perder beneficios económicos, sin querer
perjudicar por ello, aunque ese fue el resultado, a las comunidades de río, con
grave perjuicio de ellos.
Muchos
son los costos que se pagan por el progreso, costos humanos, ecológicos,
económicos en bien del progreso para conseguir beneficios para la población,
para la humanidad en general en todo el mundo. Pensemos en la construcción por
ejemplo del Canal de Panamá, del Canal del Suez, de la represa de Assuán en
Egipto, de la Gran Muralla China, que no fue construida propiamente para el
progreso del mundo, el Golden Gate en San Francisco, pensemos la conquista del
espacio, y en tantas obras faraónicas, para bien de la humanidad unas y para
orgullo de los gobernantes y de los guerreros, otras. ¿Cuántas vidas humanas de
perdieron en esas obras y cuántos fueron sus costos en dinero, en pos del
avance y del progreso?
Estoy
seguro de que en la construcción y planeación de la represa en Hidroituango se
socializó la obra, se expusieron sus problemas, y por ello se llevó a cabo el
emprendimiento. ¿Que hubo críticas, problemas, dificultades? Claro que sí, pero
la obra se hizo para el beneficio de toda Colombia. Es necesario construir
estas obras para producir la energía necesaria para la industria, para la vida,
para el progreso del país. Si no se hubiera acometido esta y tantas otras
hidroeléctricas en Colombia, hoy estaríamos penando por energía.
Hoy,
después de acometer las contingencias presentadas por el cierre de los túneles
y sus consecuencias, el río Cauca está en un nivel muy preocupante para la vida
de los peces, para la alimentación de sus ribereños, pero no es, como dicen algunas
personas, que el río “se murió”. No, el río no se ha muerto, ni está agonizando.
El río está en problemas, y ha sido por tres días, y hoy, a las ocho de la
noche, de acuerdo con los cálculos, volverá a correr el agua por el río, hasta llegar
a los niveles normales de la época de verano, en tres o cuatro días.
Y
claro que EPM debe resarcir a las personas perjudicadas con las acciones
resultantes de sus decisiones, y que EPM es responsable en primer término por
las consecuencias, pero no podemos crucificar a esta empresa ejemplar en Colombia.
EPM lleva 70 años llevando agua, energía, gas, telefonía, internet, a todos los
antioqueños, a gran parte de los colombianos y a muchos latinoamericanos, con
gran eficiencia, con inmensa responsabilidad, y con resultados económicos
excelentes, entregando esos dineros para el progreso de Antioquia y de
Colombia.
También
estoy muy seguro de que muchos críticos en esta situación particular no conocen
la trayectoria de esta empresa, y se montan al bus de los detractores porque
así somos, esa es nuestra cultura, esa es nuestra idiosincrasia. Criticamos
porque sí, porque es más rentable. Es bueno hacerlo con conocimiento de causa,
con bases y fundamento en la realidad, y sobre todo, siendo honestos en
nuestras apreciaciones. Yo reconozco que hay problemas en el río, y que mucha
gente en sus riberas se perjudica con ello, pero el río no se ha secado, ni se
ha muerto, ni se ha acabado la economía que de allí se deriva.
Entre
los beneficios que produce una obra como Hidroituango, está la de regular y
mitigar las inundaciones que periódicamente se producen en las poblaciones como
las de La Mojana, que tantas veces ha sucedido, y de lo cual se beneficiarán
millares de campesinos a lo largo del río aguas abajo de la presa. Es parte de
la solución a un problema que lleva muchos años de estar sucediendo.
Esto
es igual a lo que siempre he sostenido frente a las responsabilidades de los ejecutores,
ejecutivos gobernantes, directivos y de todos los que hemos tenido
responsabilidad frente a las sociedades, en grande o en pequeña escala. El
único que no se equivoca es el que nunca hace nada. El ejecutor está expuesto a
tomar decisiones difíciles, y a veces se equivoca y yerra, pero el cumplimiento
de los deberes está lleno de dificultades, y es allí donde aparecen los grandes
hombres, los grandes gobernantes y los grandes dirigentes, al frente de empresas
exitosas. Si no se quiere equivocar en sus decisiones, no haga nada, este es el
mejor seguro. Pero esa no es la vida. La vida es riesgo, es empuje, es
construcción, es tomar decisiones.
Un saludo de amigo,
ALBERTO
BERNAL TRUJILLO