viernes, 31 de octubre de 2014

HALLOWEEN

EL HALLOWEEN

Bogotá, octubre 31 de 2014
Hoy, que se celebra la fiesta del Halloween en el mundo, he reflexionado algo sobre las recomendaciones que recibo en la prensa, en las redes sociales, en la radio, que pretenden que se abandone esta práctica porque es una fiesta satánica, o por lo menos pagana.

Por todo lo que yo he leído al respecto, me inclino a creer que es una fiesta más bien dedicada a los niños desde hace siglos en muchos países, pero lo que sí es casi cierto es se origina en el norte de Europa, y de ahí se ha trasladado a otras culturas, incluyendo la nuestra, y que lleva ya años de arraigo en nuestro país.

Analizando lo que es hoy día en estos lados, no veo nada de maligno celebrar una fiesta en que los niños gozan disfrazándose de sus personajes favoritos, y los padres sufren cuidándolos por sus males estomacales y fuerte digestión durante unas horas con el consumo extremo de dulces.

De ahí a exagerar haciéndonos creer que es una maldad y una falta contra Dios por celebrar fiestas satánicas, hay una diferencia enorme. Pero es bueno pensar que muchas de las fiestas “religiosas” son de origen sospechoso. La fiesta de navidad coincide con la celebración del solsticio de invierno, una celebración pagana, con el triunfo del sol, o la fiesta del “Sol invicto” en Roma antigua. Y ni siquiera hay seguridad sobre la fecha de nacimiento de Jesús, que se puede señalar en los meses de marzo, según algunos estudiosos, pero difícilmente en diciembre, con pastores cuidando rebaños en esa época del año. Pero nada tiene de ininteligible que se celebre en el 25 de diciembre, y se acomode por cualquier circunstancia. ¿Será pecaminoso? No, simplemente por tradición o por conveniencia, aunque coincida con fechas paganas.

La fiesta de Pascua se celebra el primer domingo después de la primera luna llena de primavera, por eso es una fiesta movible, y coincide con la celebración egipcia de entrada de Osiris en la luna, una fiesta pagana. ¿Error de cálculo? No, simplemente conveniencia de algún papa o de algún concilio, que lo definió así. Y se celebra la resurrección, que es lo importante para los cristianos, en cualquier fecha y con cualquier influencia pagana.

¿Y el pesebre? ¿Y el árbol de navidad? Pues bien, son costumbres traídas de otras latitudes. Dicen que el uso del primero fue fomentado por San Francisco de Asís, italiano, y su costumbre se trajo a América. ¿Algo malo? No, simplemente una forma  que muchos consideran religiosa, bonita, edificante. El uso del árbol de navidad también parece venido de Europa, del norte, y se puede hacer coincidir con los pensamientos festivos de navidad, y nada tiene de ofensivo a las creencias religiosas. Simplemente, son costumbres foráneas que van penetrando las culturas posteriores y se van adueñando de las celebraciones.

Si por cuidar las tradiciones fuera, y de no dejar entrar costumbres sanas como las del halloween, bueno, sanas para mí, aunque para otros son satánicas, no se hubiera dejado entrar la religión católica con los españoles venidos en 1492 y en años posteriores, que arrasaron con toda cultura religiosa de los indígenas, y asesinaron a sus habitantes, como lo hizo cruelmente Hernán Cortés en México, o Francisco Pizarro en el Perú, o Jiménez de Quesada en la sabana de Bogotá. Deberíamos en Colombia ser adoradores del sol, de la luna, y no católicos como es la mayoría. Todo sucede por influencias externas, por imposición, como hace hoy, comparativamente, el mercadeo, de una fiesta como el día de las brujas que celebran hoy los niños.

Y ni qué decir de lo que sucede hoy en el mundo con la influencia de los árabes y de los seguidores de Mahoma, que pretenden conquistarnos a la fuerza, imponernos sus costumbres, que para ellos son divinas, pero que para mí son irracionales, como la restricción de las libertades de la mujer, su sometimiento, su humillación. O como la forma de conquistar adeptos, por medio del suicidio, haciéndonos creer que son órdenes divinas, y que contienen la llave de la felicidad eterna.

Todos estos cambios en el mundo suceden por imposición, más que por convicción, aunque cada uno de nosotros es libre (¿así será?), de aceptar, de cambiar, de recibir las buenas enseñanzas y de desechar las malas costumbres que así considere, o de asustarse porque los niños se disfracen de personajes reales o ficticios, y de pensar que el diablo se nos mete por todos los rincones.

El mundo es cambiante, las influencias de otras culturas son constantes, aquí y en el resto del planeta, de modo que considero bueno que abramos nuestras vidas y no nos apeguemos tan férreamente a las costumbres, ni cerremos el paso a otros conceptos, a otras formas de vivir. Y el diablo, si es que existe, no saldrá el 31 de octubre a la calle, pues ese día siempre llueve, y a él no debe gustarle mucho el frío.

Igual pasa con los puristas del idioma, cerrados, apegados a formas de hablar, que se rasgan las vestiduras con las palabras nuevas admitidas por la RAE en estos días. Pero ese será otro tema.


Un abrazo de amigo,

ALBERTO BERNAL TRUJILLO